La medida de las cosas

   Nosotros nos creemos que los seres humanos somos la cosa más especial, importante e interesante que hay. Que no hay ningún diminuto rincón de este planeta, ni lejana galaxia más allá de los confines del Universo Conocido en la que pueda haber alguna cosa, o estar pasando algo ni remotamente tan complejo y extraordinario como el mundo humano. Luego, de vez en cuando aparece alguno que se para a observar alguna cosa de este mundo, cualquiera, y cuanto más la observa y más la interroga, más fascinante y sofisticada le parece, hasta el punto de entrarle dudas sobre su propia importancia. En cualquier caso, la duda no suele tener tiempo de durar mucho, porque todos en el mundo estamos muy ocupados echando gasolina a los coches, haciendo la Declaración de la Renta por Internet, o teniendo que madrugar.

Un astro muy lejano, gigante y ardiente podría estar recorriendo en este mismo momento una distancia astronómica inimaginable; y podría estar haciéndolo a una velocidad tan rápida que ninguna ciencia de las actuales ni de las que están por venir fueran capaces de predecir su inminente colisión con este planetilla nuestro. La violencia del impacto fragmentaría todo cuanto haya sido apenas rozado por un ser humano en infinitésimos pedazos en menos de un segundo de nuestros relojes. Por más que no lo hayas pensado nunca, eso podría pasar en este mismo instante. Es perfectamente posible. Ninguna ciencia nos salvaría de eso. Tú y yo creemos que, si algo así pudiera estar a punto de suceder, alguna ciencia lo sabría. Pero te equivocas tanto como yo, y seguro que lo sabes. Si no te crees que algo así pudiera estar a punto de suceder sin que ningún observatorio, ningún artilugio carísimo ni ninguna compleja teoría de alguna eminencia científica fuera capaz de preverlo, eso es porque creemos que no puede haber nada más rápido que lo que los ojos de los humanos y sus máquinas son capaces de detectar. Pero nada impide que lo haya. Es la medida humana la que nos hace creer.

Al pobre Protágoras lo han ridiculizado y afeado mucho desde la Filosofía y la Ciencia. "El padre del Subjetivismo", le han apodado durante siglos. Ese que dijo que las cosas estaban hechas según la medida de los hombres. Yo no sé cómo de las pocas palabras que de Protágoras nos han llegado se ha podido entender eso de que todas las cosas son como a mí me parece que son. Nadie puede saber qué es lo que dijo exactamente, pero no me extrañaría que más bien se estuviera riendo de la estupidez humana. Porque a mi me da que ese tipo debió pararse a pensar sobre las cosas, y ¿qué mejor cosa podría hacer uno que se ha parado a pensar sobre las cosas, más que reírse de la idiotez de la medida humana?

No hay comentarios:

Publicar un comentario