tag:blogger.com,1999:blog-75827360174785330792024-03-20T01:56:24.846-07:00Pensar las horasContra la Ciencia, contra la Educación, contra la Cultura, contra la Filosofía y contra la PolíticaAngus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.comBlogger18125tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-90419790350566997882016-06-30T10:49:00.003-07:002016-07-03T11:08:41.934-07:00La mayoría que habita en cada uno de nosotros (a propósito de la posibilidad de un fraude electoral en el 26j) [EDITADO]<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<blockquote class="tr_bq" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieLT-FjOFXyeodR3l1o9Jlb0We7YKLSM7dmlEqju3wYvquAhZljMyFRJakGhXF2m4dDOKpWkKpr8oUYm1g8omntS9rNs90UROhOcnqrYltNDk1I8hU1qRj2mZmG0s8Dl_m2dSQhb-nCbDh/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieLT-FjOFXyeodR3l1o9Jlb0We7YKLSM7dmlEqju3wYvquAhZljMyFRJakGhXF2m4dDOKpWkKpr8oUYm1g8omntS9rNs90UROhOcnqrYltNDk1I8hU1qRj2mZmG0s8Dl_m2dSQhb-nCbDh/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="color: #999999;">lo mínimo es que el sistema electoral al completo sea inspeccionable por cualquiera, y ¡que no requiera ningún acto de fe!<span style="line-height: 16px; text-align: justify;"><span style="color: #666666;">"</span></span></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> L</span>a HBO publicaba en el año 2006 un documental, filmado por sus protagonistas durante unos tres años, sobre cómo se descubrió <i>un</i> <i>sistema</i> de fraude electoral en EEUU (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=1py-R-Cr9CE" target="_blank">Hackeando la democracia</a>). No fue nada fácil detectar y comprobar el fraude. Aunque parezca algo tan cómodo y sencillo como cotejar las actas emitidas en cada colegio electoral con el registro de los cómputos que cada máquina electoral enviaba a la Administración, lo cierto es que para destapar el chanchullo hizo falta que un grupo de mujeres llevaran a cabo una lucha prácticamente heroica contra la Administración y la sociedad norteamericana. ¿La moraleja? La moraleja de la historia no es que el bien y la verdad prevalecieran por encima del engaño. Tampoco que haya gente muy mala, o muy convencida de estar haciendo bien (que es lo mismo), capaz de engañar a toda una sociedad. La moraleja, me parece, es más bien esta: que el verdadero obstáculo a la hora de cuestionar algo en lo que confiamos, la Democracia en este caso, no es ningún impedimento técnico ni burocrático en sí mismo (que por lo demás no son pocos), sino la fe: la fe sobre la que se sustenta la técnica, la burocracia, la sociedad, las instituciones, nuestros actos y, en última instancia, nosotros mismos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Supongo que los norteamericanos que votaban dormirían tranquilos pensando que, si hubiera un pucherazo en EEUU, se sabría. Que nadie sería tan tonto como para llevar a cabo un truco de magia ante los ojos de millones de personas. Puede incluso que pensaran "Imposible.", tal y como tantos políticos, tertulianos y periodistas han repetido durante la última semana en este país. En efecto, también en EEUU era técnicamente muy sencillo comprobar si había habido pucherazo. Tan sencillo como comprobar el funcionamiento de una maquinita de esas que usaban para votar. Llevar a cabo la comprobación, sin embargo, les supuso un periplo de tres años a ese grupo de civiles. Y una vez descubierta la trampa, aún fueron muchos los que se mantuvieron incrédulos. De entre quienes sí fueron desengañados, sin embargo, fueron también muchos (mayoría, de hecho), que prefirieron hacer como si nada. Entre esos que prefirieron hacer como si tal cosa, estaban la mayoría de los funcionarios y políticos supuestamente perjudicados por dicho fraude. Debieron pensar que ese era un hilo demasiado largo del que tirar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Poner cualquier cosa en duda tiene un coste. Dudar al salir de casa de la previsión climática de la teletón te cuesta tener que deliberar en la puerta si coger o no el paraguas. No es un coste demasiado grande para alguien mínimamente resuelto, pero es un coste después de todo. Dudar (¡pero dudar de veras, eh!) si el tetrabrik usado que tiras al contenedor de reciclaje va a ayudar a frenar la destrucción de montes y bosques o, si por el contrario, por algún rebuscado embrollo va a acabar alimentando un aparato económico cuyo movimiento y desarrollo consiste precisamente en engullir montes y bosques (además del precioso tiempo de los que movemos el aparato), puede suponer un dilema algo más incómodo a la hora de reciclar. Dudar de que la velocidad de cualquier cosa pueda hallarse insuperablemente limitada (a la velocidad que tiene la luz, por ejemplo) implica dudar de que ahora mismo pueda un objeto gigante estar viajando a una velocidad supraluminar (y por lo tanto indetectable para ningún telescopio ni para ningún Saber) e impactar en cualquier momento contra este planetilla nuestro y destruirlo todo en mil pedazos. Y, ¿cómo contratar un plan de pensiones, cómo planificar unas vacaciones, cómo fiarse de la previsión del precio de la hipoteca, cómo sentir alguna curiosidad por el último sondeo de voto si se pone en duda que nada de esto vaya a existir en el próximo segundo? Dudar de la posibilidad (es decir, de la posibilidad sin contradicción) de que pueda nadie decidir con libertad lo que hace, no sólo suspendería toda causa jurídica, sino el aparato judicial mismo. Dudar de que la Realidad sea de verdad coherente, es decir, no contradictoria en sí misma, anularía la posibilidad de un Saber acerca de la Realidad sin contradicción. Dudar de que el Dinero esté gobernado por los seres humanos, o si pudiera más bien ser al revés, impediría creer que las personas somos libres de hacer y pensar lo que hacemos y pensamos. Dudar de que el Dinero pueda alguien usarlo para hacer algo de verdad bueno sin estar con ello participando del mantenimiento de algo malo, supondría poner en duda algunas de las ideas que tenemos de nosotros mismos. Dudar de que sepa uno lo que es bueno para sí o para los demás, impediría presentarse como candidato a unas elecciones. Y, por supuesto, dudar de lo que la inmensa mayoría no duda puede suponer un descrédito, una infravaloración o un rechazo de esa mayoría.</div>
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<br /></div>
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Me dirán las mayorías democráticas que habitan en cada uno de nosotros que si no dudamos, si damos muchas cosas por sabidas, eso es por una <i>necesidad práctica</i>. Me dirá esa mayoría que nos conviene hacer como si lo que no ha pasado estuviera de algún modo ya contenido en lo que sí ha pasado, a fin de que podamos comerciar de algún modo con el "porvenir". Me dirá, en fin, que nos conviene hacer como si lo que no se sabe se supiera, para no ponerlo todo patas arriba. En efecto, se trata de una “necesidad práctica” en tanto que las creencias, los supuestos, constituyen un sistema (del que dependen por cierto los intereses de cada cual en mayor o en medida) que puede verse amenazado en su totalidad con tan sólo modificar uno de sus componentes. Poner en suspenso ciertas piezas del sistema (y esto lo mismo vale para el sistema del Saber vulgar como para cualquier sistema del Saber culto o tecnificado) podría no tener prácticamente ninguna consecuencia en la totalidad, pero también podría obligar al sistema a cuestionarse casi al completo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pues bien, asumido que el dudar pueda llegar a suponer un coste excesivo en nuestras vidas, estamos de acuerdo en que a la duda hace falta ponerle límite para poder decidir algo (y esto precisamente porque no hay duda razonable imposible, es decir: que no habiendo fundamento último incuestionable, la duda no tiene ningún límite verdadero). El problema es que (y no hay mas que acudir al registro histórico para comprobarlo) <i>resulta muy difícil separar cómo de razonable o plausible es una duda, del coste que pueda traer consigo hacerla efectiva.</i> Valga pues esta formulilla de perogrullo para expresar la relación entre razonabilidad-de-la-duda/coste-del-la-duda: la fe en algo es proporcional al coste de ponerlo en duda (o, dicho del revés: la duda es inversamente proporcional al coste). Es decir, que cuanto mayores sean las consecuencias de dudar de algo, más fe se nos pide en ello. Luego, dicho más limpiamente:</div>
<br />
<div style="text-align: center;">
la fe es proporcional al coste;</div>
<div style="text-align: center;">
y si hay fe, no hay duda; si hay duda, no hay fe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Volviendo a la Realidad que padecemos: leo estos días textos en medios de formación de masas muy influyentes (de derechas e izquierdas) razones de porqué es imposible (o al menos muy poco razonable) sospechar de que pueda haber fraude electoral en las últimas elecciones. Yo discrepo. Creo que no es verdad que sepamos cómo funciona el Sistema Electoral, ni que esté bajo un control razonablemente contrapesado, y creo también que hay indicios para dudar de que no haya habido fraude. No digo que haya habido fraude electoral porque no lo sé. Ahora bien, creo que en todo este asunto no hay, ni por asomo, tal grado de transparencia como para descartar la posibilidad del fraude con la firmeza que muestran los medios. La intransigencia que muestran medios y políticos me parece claramente sintomática: síntoma de que el coste de dudar de un sistema electoral se siente (con o sin conciencia de ello) demasiado amenazante para el sistema de creencias, así como para los distintos intereses, personales o de partido, que juegan con y se sirven de dicho sistema. Y en democracia, ya sabemos, la verdad es la mayoría.<br />
<br />
Pero más allá de los indicios, hay aún mejores motivos para dudar. Porque no creo que el pueblo (eso que algunos llaman sociedad civil), es decir, los gobernados, ostentemos precisamente un exceso de poder para controlar o limitar a quien nos gobierna, y hay motivos sobrados para desconfiar (no sólo del PP, sino de cualquier gobierno. ¡Faltaría más!). No es un asunto en el que escatimar controles. Lo mínimo es que el sistema electoral al completo sea inspeccionable por cualquiera, y ¡que no requiera ningún acto de fe! Así es que, bien harían los promotores de la santa idea de la Democracia, pero también los demás, es decir, las mayorías sometidas a esa idea (incluida esa mayoría que habita en cada uno de nosotros), en alentar, contra cualquier Poder, al menos la duda metódica, si es que a tanto como a la <i>de verdad</i> no se atreven.<br />
<br /></div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-10093145585239198872016-03-15T18:37:00.000-07:002016-03-20T11:42:49.681-07:00La medida de las cosas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<div>
<div>
<b><span style="font-size: x-large;">N</span></b>osotros
nos creemos que los seres humanos somos la cosa más especial,
importante e interesante que hay. Que no hay ningún
diminuto rincón de este planeta, ni lejana galaxia más allá de los confines del Universo Conocido en la que pueda haber alguna cosa, o estar pasando algo ni remotamente
tan complejo y extraordinario como el mundo humano. Luego, de vez en
cuando aparece alguno que se para a observar alguna cosa de este mundo,
cualquiera, y cuanto más la observa y más la interroga, más
fascinante y sofisticada le parece, hasta el punto de entrarle dudas sobre su propia importancia. En cualquier caso, la
duda no suele tener tiempo de durar mucho, porque todos en el mundo
estamos muy ocupados echando gasolina a los coches, haciendo la Declaración de la Renta por Internet, o teniendo que
madrugar.<br />
<br />
<div>
Un
astro muy lejano, gigante y ardiente podría estar recorriendo en este mismo momento una distancia astronómica inimaginable; y podría estar
haciéndolo a una velocidad tan rápida que ninguna ciencia de las
actuales ni de las que están por venir fueran capaces de predecir su
inminente colisión con este planetilla nuestro. La violencia del impacto fragmentaría todo cuanto haya sido apenas rozado por un ser humano en
infinitésimos pedazos en menos de un segundo de nuestros relojes. Por
más que no lo hayas pensado nunca, eso podría pasar en este mismo
instante. Es perfectamente posible. Ninguna ciencia nos salvaría de eso.
Tú y yo creemos que, si algo así pudiera estar a punto de suceder, alguna
ciencia lo sabría. Pero te equivocas tanto como yo, y seguro que lo sabes. Si no te
crees que algo así pudiera estar a punto de suceder sin que ningún
observatorio, ningún artilugio carísimo ni ninguna compleja teoría de alguna eminencia científica fuera capaz de preverlo, eso es porque creemos que
no puede haber nada más rápido que lo que los ojos de los humanos y sus
máquinas son capaces de detectar. Pero nada impide que lo haya. Es la
medida humana la que nos hace creer.<br />
<br />
Al pobre Protágoras lo han ridiculizado y afeado mucho desde la Filosofía y la Ciencia. "El
padre del Subjetivismo", le han apodado durante siglos. Ese que dijo que
las cosas estaban hechas según la medida de los hombres. Yo no sé cómo
de las pocas palabras que de Protágoras nos han llegado se ha podido entender eso de
que todas las cosas son como a mí me parece que son. Nadie puede saber
qué es lo que dijo exactamente, pero no me extrañaría que más bien se estuviera
riendo de la estupidez humana. Porque a mi me da que ese tipo debió
pararse a pensar sobre las cosas, y ¿qué mejor cosa podría hacer uno
que se ha parado a pensar sobre las cosas, más que reírse de la idiotez de la medida humana?</div>
</div>
</div>
</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-8442100242580809112015-11-09T05:44:00.000-08:002015-11-09T05:44:36.383-08:00Contra el reciclaje<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uM1PQ-ecFxbsv24ThdGQwY-bV1K1tnZ455lztU6-mzxtRX6dyljcXjQxcxpTlnNebvWSeeLFwhQJvbE_0PB04OkFJTPXWbXcASZL59R1H-R6-4vT-wh-FgavAlqwB0fAEqVe4vrT2TfK/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uM1PQ-ecFxbsv24ThdGQwY-bV1K1tnZ455lztU6-mzxtRX6dyljcXjQxcxpTlnNebvWSeeLFwhQJvbE_0PB04OkFJTPXWbXcASZL59R1H-R6-4vT-wh-FgavAlqwB0fAEqVe4vrT2TfK/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a>¿cómo va a ser malo lo que nos da de comer a nosotros y a nuestros hijos?" </div>
</blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">V</span>aya por delante que, cualquiera que sea la jerga que utilice la Administración para dirigirse a nosotros, por muy prestigiosos o incluso hermosos que sean los términos con que nos hable, es sensato desconfiar.<br />
<br />
Usted como yo sabe muy bien, por más que personalmente no nos interese saberlo en ocasiones (y así que lo olvidemos), que la Administración, que cualquier Administración, sea del partido político que sea (habidos o por haber), no tiene mayor razón de ser que el dinero, es decir: la administración del dinero. Y que nos guste o no cómo hace las cosas la Administración, eso no afecta en nada a su razón de ser. No importa de qué se trate: la educación, la sanidad, las ayudas sociales, las obras públicas, las carreteras, los acueductos, la policía, las leyes y cualquier otra cosa que se les ocurra, si se hacen desde arriba, desde la atalaya de la Administración, son parte de una contabilidad, y como cualquier contabilidad, su fin es obtener rédito de lo que se hace, es decir, compensación. Que después ese rédito sea en beneficio de unos o de otros, de muchos o de pocos, no cambia en nada el que la finalidad siga siendo el rédito, y que, por lo tanto, todo aquello que no sea rentable de uno u otro modo, es enemigo por definición de cualquier Administración.<br />
<br />
“Pero hay algunas señoras (y señores) en la política que son buenas”, se dirá alguno al leer esto. “Se puede también guardar un poco de dinero de los ricos para hacer cosas buenas para los pobres, aunque no sean rentables” se dirá otro. Y razón no les falta, aunque cuando se dicen esas cosas ignoramos que mientras el rédito esté por delante, mientras sea el dinero la razón que gobierne nuestras vidas, se harán algunas cosas buenas, sí, de refilón, pero sobre todo se harán muchas cosas malas. Pero es que además, esas cosas que a veces nos decimos, suponen que son los seres humanos los que administran el dinero, que son los partidos de uno u otro color los que doman al golem liberado, y no que sea el dinero mismo quien los administra a ellos, quien los gobierna y los maneja más o menos a su capricho. Y la cosa, honestamente mirada, no está nada clara. Así que, como digo, es sensato desconfiar.<br />
<br />
A partir de aquí tratará la Administración de convencernos sin descanso (y si nuestra cartera no está muy vacía quizá hasta nos dejemos convencer), por radios, televisiones y periódicos de toda clase de que puede hacerse algo que sea bueno, que sea bueno de verdad (es decir, bueno para cualquiera y no sólo bueno a veces y para algunos) y que además sea rentable. Cómo no, ¡si de eso vive ella! Pero ante esto quizá se acuerden algunos de aquello que decía el cristo en el sermón de la montaña, y si no, merece la pena hacerlo: “No se puede servir a dos amos; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero”.<br />
<br />
Y llegamos entonces al asunto del reciclaje. ¿Quién quiere el contenedor amarillo, el verde y el azul? ¿A quién (le) sirven los envases y los residuos, los camiones de recogida, el gasoil de las máquinas, las plantas de reciclaje, los concejales del medio ambiente? ¿A los ríos? ¿A las montañas? ¿A los bichos silvestres? ¿A nuestros hijos? ¿A nosotros mismos? No respondan aún. Antes, déjenme hacerles notar algunas cosas: es posible (aunque muy poco realista, dada la Realidad que padecemos) vivir muy bien sin generar ninguna basura, pero ¿se han fijado en que los supermercados dispensan “alimentos” envasados en toda clase de plásticos totalmente inútiles? ¿Se han fijado en que es más barato (es decir, más rentable) un pimiento traído de África que el del señor que cultiva una hectárea a 30 km de su casa? ¿Se han fijado en que esto de los basureros es una cosa muy moderna? ¿En que en menos de 100 años hemos olvidado todo tipo de conocimientos prácticos milenarios sobre los materiales y a ninguno nos alarme demasiado mientras haya presupuesto para la Ciencia y doctores tenga la iglesia? ¿Se han fijado en que todos los cacharros indispensables que producimos, al tirarlos al contenedor, generamos puestos de trabajo, y si los reutilizamos como se ha hecho durante millones de años con todo tipo de cosas y de un sin fin de maneras, destruimos empleo? Y en fin: ¿se han fijado en que para que la economía vaya bien, para que haya dinero circulando, para que haya trabajo, para que las carteras se llenen y la carreteras también, para que los partidos políticos ganen elecciones, hace falta producir y consumir con indistinción de qué consideremos útil y qué no? Claro que se han fijado. Y entonces, díganme: ¿alguna Administración ha propuesto poner la producción de bienes al servicio de lo que la gente discuta y decida que necesita, han “promovido” o enseñado a reutilizar cosas, han implorado dejar de generar basura, han maldecido el trabajo? Claro que no. Y tampoco habrá nunca ninguna que lo haga (¡ya basta de cuentos!), por el sencillo motivo de que ninguna mayoría democrática apoyará jamás destruir su propia forma de vida, que es el Dinero. Se producen trastos y después se buscan consumidores. O se producen los consumidores mismos. Y si no se encuentran, nos quedamos sin trabajo y sin calderilla para comprar caprichos o incluso pan. Así pues, ya lo habrán adivinado: el dinero necesita a la basura. Cuanta más basura mejor para el dinero, y por la misma, cuanta menos basura, peor para el dinero.<br />
<br />
Y ahora las propuestas en positivo: reconozcamos, por los ríos, por los bosques y las montañas y también por nosotros mismos, que a ninguno de nosotros (y desde luego no a ninguna mayoría democrática ni a sus Administraciones) nos importa el "medio ambiente" más que nuestra cartera. Es la Realidad: no porque seamos muy malos, sino porque el dinero es nuestro señor y amo. Y no nos atrevemos o no sabemos rebelarnos contra él, y así que cada día necesitemos convencernos un poquito (hoy es con los contenedores de colores, mañana quién sabe) de que es un amo bueno. Porque ¿cómo va a ser malo lo que nos da de comer a nosotros y a nuestros hijos?</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-4402360915552480052015-10-01T10:51:00.000-07:002016-03-16T08:50:47.824-07:00Contra la educación escolar<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<blockquote class="tr_bq">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uM1PQ-ecFxbsv24ThdGQwY-bV1K1tnZ455lztU6-mzxtRX6dyljcXjQxcxpTlnNebvWSeeLFwhQJvbE_0PB04OkFJTPXWbXcASZL59R1H-R6-4vT-wh-FgavAlqwB0fAEqVe4vrT2TfK/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uM1PQ-ecFxbsv24ThdGQwY-bV1K1tnZ455lztU6-mzxtRX6dyljcXjQxcxpTlnNebvWSeeLFwhQJvbE_0PB04OkFJTPXWbXcASZL59R1H-R6-4vT-wh-FgavAlqwB0fAEqVe4vrT2TfK/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">en una educación al servicio del Estado... sólo pueden formularse aquellas preguntas para las que ya hay una respuesta preconcebida". </span></span></blockquote>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: x-large;"><span style="font-family: inherit;"><b> </b></span></span><b><span style="font-size: x-large;">N</span></b>o
podrá recibirse jamás una <span style="font-family: inherit;">buena</span> educación en ninguna escuela
estatal por el sencillo motivo de que la Escuela al servicio del
Estado (sea pública o privada su financiación) tiene su razón de ser en el
mantenimiento de la ideología dominante (para las que no sólo están
las doctrinas económicas, históricas o políticas, sino también
las físicas), lo que implica, por un lado, tener que ocultar las
contradicciones o elementos más problemáticos de que depende la
justificación de tal ideología (lo que se consigue imponiendo
prestigio a ciertos términos, es decir, sacralizando ciertos
conceptos) y, por el otro, tener que dar por sabidas
(y como tal, por incuestionables) cuáles son los problemas y cuáles
las soluciones del régimen que sobre tal ideología se funda. En
definitiva: en una educación al servicio del Estado no puede permitirse
preguntar de verdad, es decir, sinceramente, ni por las cuestiones
políticas o comunes, ni tampoco por las cuestiones físicas,
económicas, históricas, ni por ninguna otra en la que la ideología
dominante guarde algún interés. En su defecto, sólo pueden
formularse aquellas preguntas para las que ya hay una respuesta
preconcebida. <span style="font-family: inherit;">Es, <span style="font-family: inherit;">e</span></span>n esencia, lo que estrictamente significa una
<i>educación escolar</i> o <i>escolástica</i><span style="font-family: inherit;">:</span><i><span style="font-family: inherit;"> </span></i><span style="font-family: inherit;">a saber,</span><i><span style="font-family: inherit;"> </span></i><span style="font-family: inherit;">educación servil.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">La
educación escolar o doctrinal es, <span style="font-family: inherit;">pues</span>, la mala
educación: se trata de una perversión o decadencia de la buena
educación (y si es que a estas alturas aún cabe guardarle algún
buen sentido a la palabra 'educación', de lo que no estoy nada
convencido). Dicha decadencia se puede desglosar en dos: por un lado<span style="font-family: inherit;"> está la </span>asimilación (dentro de lo mandado, se entiende) de los
descubrimientos o revelaciones más o menos desmandados o
contradictorios con la ideología dominante<span style="font-family: inherit;">, para lo que hace falta</span>
transformar las preguntas sinceras e imprevistas en preguntas
retóricas, es decir, preguntas con respuesta preconcebida, y como tal, sin
ninguna capacidad de cuestionar la coherencia de la <span style="font-family: inherit;">R</span>ealidad<span style="font-family: inherit;">.</span> <span style="font-family: inherit;">P</span>or otro lado, la
atrofia del razonamiento mismo, que, siendo como él es interminable, y
por lo mismo, siempre capaz de contradecir cualquier mandato o idea,
en la educación escolar sin embargo se sustituye por el aprendizaje de (es
decir, por la interiorización y el sometimiento a) una <i>doctrina</i>,
que no es sino <span style="font-family: inherit;">un</span> conjunto más o menos organizado y coherente de argumentos<span style="font-family: inherit;"> y razones</span> seleccionados de entre los infinitos (y contradictorios) que la razón
produce<span style="font-family: inherit;">.</span> <span style="font-family: inherit;">Pero</span> sin oportunidad <span style="font-family: inherit;">de</span> cuestionarlos<span style="font-family: inherit;">. <span style="font-family: inherit;">Es decir, que <span style="font-family: inherit;">e</span></span></span>l razonamiento o
cuestionamiento de esas razones o argumentos queda necesariamente
fuera de todo programa escolar<span style="font-family: inherit;"> por cuestiones de tiempo (<span style="font-family: inherit;">tan grande es la doctrina</span>), y en todo caso reservada para lo que a cada cuál le quede de tiempo libre una vez cumplido con su deber (<span style="font-family: inherit;">que suele ser ninguno, <span style="font-family: inherit;">gracias</span> a l<span style="font-family: inherit;">os otros deberes escolares, que son los que se encargan de asegurar qu<span style="font-family: inherit;">e <span style="font-family: inherit;">a</span>l niño o no tan niño no<span style="font-family: inherit;"> <span style="font-family: inherit;">l<span style="font-family: inherit;">e d<span style="font-family: inherit;">é</span> por</span></span> hacer nada imprevisto</span></span></span></span>)</span>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Esta
decadencia, por cierto, tiene su más consumada realización en la
examinación escolar: si con el examen lo que se trata es de comparar
si lo que cada alumno <i>dice</i> se ajusta a lo que <i>tenía que
decir</i><span style="font-style: normal;">, </span><span style="font-style: normal;">es
evidente que debe establecerse previamente un convenio (una doctrina)</span><i>
</i><span style="font-style: normal;">de qué es lo que se tenía que
decir. Y eso, con indiferencia de las muchas y bien justificadas
controversias que fuera de la Escuela pueda haber (y siempre las hay)
sobre la cuestión que en cada caso se examina. </span><span style="font-style: normal;">Esto,
por no decir que el examen tiene su entera y única justificación en
los intereses dinerarios, eufemísticamente llamados
“del mercado laboral”, como ya <span style="font-family: inherit;">contaba</span> en una entrada anterior
(</span><a href="http://pensarlashoras.blogspot.com/2012/05/el-nihilismo-esta-en-nuestras-escuelas.html"><i>¡El nihilismo está en nuestras escuelas!</i></a><span style="font-style: normal;">). Una buena educación, por el contrario, no puede ser sino aquella que introduce <span style="font-family: inherit;">niño</span> en dichas controversias, a fin de que participe del movimiento de la razón<span style="font-family: inherit;">. <span style="font-family: inherit;">L</span></span>a buena educación, pues, como se entenderá, carece de propósito positivo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;">Cuando
la educación no ha decaído en su forma escolar es, todavía, un
ejercicio, como dirían los antiguos griegos, de hombres </span><i>libres</i><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: inherit;">:</span></span><span style="font-style: normal;"> es decir, de
aquellos que, por un lado, están </span><span style="font-style: normal;">libres
de </span><span style="font-style: normal;">tener que </span><span style="font-style: normal;">trabajar
para vivir (<span style="font-family: inherit;">luego</span> no son esclavos) </span><span style="font-style: normal;">o
que lo están lo suficientemente al menos<span style="font-family: inherit;">,</span></span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: inherit;"></span>
y por otro, de aquellos que no tienen la obligación de educarse
con otros fines (como el logro de un puesto de trabajo o cargo político institucional alguno),
sino solamente por el asombro, el amor, la admiración y/o el respeto a la cuestión
misma que se estudia.</span><span style="font-style: normal;"> </span><span style="font-style: normal;">La
decadencia educativa en su forma escolar sin embargo, si bien lo han
padecido como decaimiento muchas tradiciones<span style="font-family: inherit;">,</span> parece ser que es en el
medievo que comienza a <span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">conf<span style="font-family: inherit;">ormarse como</span></span></span> </span><i>modelo</i> educativo<span style="font-style: normal;"><span style="font-family: inherit;">. D</span></span>iseñado por el aparato eclesiástico, probablemente est<span style="font-family: inherit;">ubiera</span>
destinado a prevenir a los estudiantes de la lectura, es decir, de la
discusión directa y sincera con los textos en los que se basaba su
doctrina (el <i>corpus</i> aristotélico principalmente), no fuera a
ser que se cuestionara el orden sobre esos textos instituido, es
decir, que fuera interrogado por su fundamento, como sucede cada vez que a la razón se la deja desmandada. Sin duda, no hace
falta decirlo, si este decaimiento de la <span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">e</span></span>ducación es el que los Estados han tomado por modelo de
Educación, eso es porque, ya desde la época de los viejos teólogos, ha demostrado, primero, ser fácilmente exportable, y
segundo, ser eficaz como ningún otro modelo para los intereses de la
ideología dominante.<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span></span></span></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Es pues evidente, al menos para cualquiera que esté dispuesto a <span style="font-family: inherit;">desengañarse</span>, que la educación escolar, la misma que <span style="font-family: inherit;">en la Ilustración se nos dijo que nos haría libres,</span> es un instrumento cuyo primer y último propósito es instruir obediencia.<span style="font-family: inherit;"> </span></span><br /><span style="font-family: inherit;">Luego, <span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">cada vez que se nos dice que <span style="font-family: inherit;">hay algún problema con la</span> Educación<span style="font-family: inherit;">, es sensato des<span style="font-family: inherit;">confiar. La Educación <span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">ha demostrado sobradamente</span> funcionar <span style="font-family: inherit;">muy</span> bien para los intereses del Dinero. Otra cosa es que el<span style="font-family: inherit;"> </span>Dinero siempre quiera progresar un poquito más.</span> </span></span></span></span></span></span></span></span></div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-85870380303678483842015-07-24T09:49:00.000-07:002016-03-15T19:10:08.706-07:00La Ciencia es la Policía de la razón<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<blockquote class="tr_bq">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBWT0SMGZ3gleV6tQJ5M72lkzXXKDkcPIRgGdLWJ1s3M-gf5fuix_j4Jsgn9Ng41tXaJhc8FsOqO4cYIdC1NcSnhCHzFiVf4bugy6sxb87NMnAPDL0fKm9eQO2WyFE9VmHgGPdPN4nmPda/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBWT0SMGZ3gleV6tQJ5M72lkzXXKDkcPIRgGdLWJ1s3M-gf5fuix_j4Jsgn9Ng41tXaJhc8FsOqO4cYIdC1NcSnhCHzFiVf4bugy6sxb87NMnAPDL0fKm9eQO2WyFE9VmHgGPdPN4nmPda/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #444444;"><span style="font-size: x-small;"> ... la verdadera y pertinente discusión no es si la Educación debe
ser pública o privada (¡qué aburrimiento de discusión!) sino si la
Educación debe ser estatal o popular, es decir, si debe ser estatal
(sometida a su aparato y control) o no. Esa es la discusión que ninguno
veremos en televisión</span></span> ...".</div>
</blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-size: x-large;"> L</span></b>a Ciencia es la Policía de la razón. Del razonamiento. Es decir: que el Saber científico se encarga de vigilar y reprimir (a través de cada uno de nosotros) las conversaciones más o menos curiosas y desprevenidas que puedan surgir sobre ciertos temas. Y donde hay policía, la hay porque hay interés privado que defender. Así que, la pregunta es: ¿qué interés custodia el Saber científico? Respuesta: la Ciencia es la forma actual y progresada de represión del razonamiento. Es la forma progresada que ha encontrado el Poder de seguir reprimiendo los peligros del razonamiento. Y ¿cuáles son esos peligros? Respuesta: el descubrimiento de que no es verdad lo que se sabe. El descubrimiento de que las contradicciones siguen siempre igual de vivas y latentes por ahí abajo, en las profundidades de la Ciencia. El descubrimiento de que no se puede saber de verdad qué es la realidad desde dentro de ella. Y en fin: el descubrimiento de que los saberes son <i>convenciones útiles,</i> y que, como tal, <i>siempre es pertinente preguntarse a quién o qué interés sirven</i>. </div>
<div style="text-align: justify;">
<a name='more'></a>Así pues, lo que antes el Poder lograba mediante la represión (prohibición de hablar), ahora lo logra mediante la Ciencia (el Saber sacro, es decir, intocable, indiscutible para la gente): a ello obedece su vocabulario especializado (privado) y sus doctrinas dominantes (doctrinas que alcanzan el estatus de <i>oficiales</i> y para las que hay todo un aparato propagandístico). Si a uno un día le sobrecoge una pregunta, si siente una incógnita, si la siente de verdad (es decir, si no le había mandado nadie sentirla), entonces tiene dos opciones: hacérsela, preguntársela, o ir a la librería más cercana y comprarse un libro con el fin de tranquilizar su inquietud. En el segundo caso lo más probable es que (y esto sí que es probabilidad casi exacta) se tope con un libro de esos que, como tantos, sustraen y ocultan la verdadera y viva discusión sobre el asunto (pues estas discusiones no suelen producir certezas tranquilizadoras) y en vez de eso proporcione una serie de respuestas ya hechas. Es decir: una doctrina. Y por esa vía cada cual puede proseguir tranquilamente con las cosas de su vida (que son mayoritariamente Dinero) y sin peligro de que una preguntita de marras tire de la madeja y produzca alguna acción indeseable para el Orden, como lo son todas las acciones imprevistas (pues sin previsión no hay Mercado). Y si esa doctrina no le gustara, pues va y se compra otra, que para eso en la Democracia hay libertad de compra venta de opiniones. En fin: la Ciencia es la forma que hoy día ha encontrado el Poder de prevenir que el libre razonamiento cuestione los intereses del Orden de turno. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La Ciencia es simple y llanamente la policía del habla. Hay cuestiones que en el habla coloquial están protegidas de ser habladas honesta e ingenuamente (no sólo las económicas o políticas, también las físicas, es decir, las que tienen que ver con la constitución de la realidad). Hablar honestamente quiere decir hablar desinteresadamente, es decir, dejando de lado los intereses (e implicaciones) personales en la cuestión de que se discute. Hablar ingenuamente quiere decir hablar escépticamente, es decir, no partiendo de supuestos saberes ni dogmas de ningún tipo. En una conversación cotidiana cualquiera, el Saber científico nos impide razonar libremente sobre las cuestiones. Y lo mismo sucede en los palacios de la Ciencia, en las facultades y los departamentos de las universidades y escuelas. Allí donde nos imaginamos que la discusión honesta debe tener lugar ¡no hay ni de lejos tal cosa!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así que, el buen razonamiento queda desterrado a la clandestinidad: a las cartas y conversaciones furtivas que mantienen entre sí gentes anónimas (es decir: sin rendir cuentas a ningún aparato burocrático); gentes que se arrejunta bien por su mutua pasión por una cuestión, bien por su compartida frustración y desencanto con las instituciones científicas. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La Ciencia es, además, como toda forma o instrumento del Poder, corrupta. Es decir: que <i>la Ciencia y la educación son estatales</i> y, como tal, siempre hay intereses dinerarios implicados. De este modo, uno empieza haciendo una tesis doctoral de contenido y forma recomendados por el departamento universitario de turno (a la espera de ser recompensado en un futuro con un puesto remunerado), departamento que a su vez le recomienda una u otra cosa al aspirante atendiendo a las posibilidades de financiación pública o privada (que no hay diferencia) que cada una le brinda, y creo que con decir esto ya es suficiente para enterarse de qué va la cosa. De modo que, el aspirante a científico profesional, si obedece las recomendaciones como es debido, tiene más posibilidades de obtener un puesto remunerado en la institución científica. Y eso, se llame como se llame, y tenga el estatus jurídico que tenga, es simple y llanamente corrupción. Corrupción, claro, del desinterés, corrupción del buen saber, porque lo que es la personita de cada uno, esa es corrupta por su propia constitución (es decir, en la medida en que tiene constitutivamente un intereś personal y privado en contradicción con el interés común).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así pues, la verdadera y pertinente discusión no es si la Educación debe ser pública o privada (¡qué aburrimiento de discusión!) sino si la Educación debe ser estatal o popular, es decir, si debe ser estatal (sometida a su aparato y control) o no. Esa es la discusión que ninguno veremos en televisión, porque esa es la verdadera, es decir, la verdaderamente hiriente para los intereses del Poder.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un ejemplo de cómo la Ciencia impide el razonamiento en cada uno de
nosotros: cuando entramos en una conversación sobre alguno de los temas
usurpados por la Ciencia (y ¡son tantos!), se nos activa el mandato del
Mercado y, si nos da por obedecerlo, la conversación se trunca en un
intento por sacar partido personal de la discusión (por ejemplo:
demostrando que <i>poseemos un Saber</i> sobre el tema, lo cuál es
potencialmente muy rentable), y para eso pues debemos soltar la doctrina
oficial de turno, con el mayor lujo de detalles y tecnicismos si es
posible. Pero esto, sin duda, dista mucho de razonar de verdad sobre una
cuestión. A propósito de esto: les he llegado a escuchar a algunos
filósofos decir que no se puede razonar en común, y que eso es una
actividad relegada a la intimidad y la soledad. Creo que es
descaradamente falso. Y muy obediente, por cierto. Lo que no se puede en
todo caso es razonar en común y obedecer a la ley del Mercado, que
manda competir por el valor-Saber. Así que, ya ven, razonar de verdad es
también un modo de decirle NO al Dinero. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por lo demás, en contra de lo que ingénuamente muchos nos creemos ¡la Ciencia no tiene el patrimonio de la razón! Muy al contrario, la razón es el instrumento libre y gratuito de que dispone cualquiera, y la Ciencia no es más que un uso particular de la razón (es decir: un caso de lenguaje, de producción lingüística). Uno uso particular de razonamiento que, entre otras, tiene las dos siguientes características esenciales:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
-Un uso del razonamiento que produce un tipo de razones que se pueden comprar y vender. La Ciencia es un producto mercantil más, como lo son los plátanos o el sexo que venden las prostitutas. Profesores a sueldo, suscripciones a revistas científicas, subvenciones a departamentos... todas esas cosas y muchas más son los productos que la Ciencia pone a funcionar en el Mercado, protegiendo y perpetuando así el Orden vijente. Yo mismo vivo de esto. Vendo autores y doctrinas (y algunas cosas más) por un módico precio (sí: es tan asqueroso como problamemente lo es el trabajo de cualquiera, pero lo que se hace por Dinero tiene ese problemilla).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
- Un uso del razonamiento sometido a unos axiomas o supuestos implícitos, es decir, a unos supuestos incuestionados (si lo son consciente o inconscientemente no importa aquí). Es decir, sometido a unos dogmas. Y por mencionar uno de esos dogmas (uno que está a la base de todo el tinglado científico): la realidad no es contradictoria. Y si no lo es, eso es porque por 'saber' entendemos 'concepción de la realidad', y no puede concebirse lo que se contradice. Así pues, como lo que el dogma en verdad dice es que 'se puede saber', la realidad no puede ser contradictoria, lo cuál es un ejemplo eminente de razonamiento falaz. Pero ¿a quién o qué le interesa que sea verdad que se puede saber lo que es verdad? Respuesta: almenos, en el estado actual de la realidad, al Mercado, ese nuevo Dios. Aunque ojo porque esa no es más que la forma actual del Poder, forma que se mantendrá mientras le permita seguir mandando, lo que no quita para que tenga que transformarse si deja de serle útil.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-86652716564796561172015-07-21T11:00:00.000-07:002015-07-22T09:02:45.962-07:00Obedecer compensa<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
<br />
<div style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> O</span>bedecer lo que está mandado compensa.
Lo normal es que si uno es aplicado, aplicado a lo que está previsto
que haga, le lleguen recompensas. Un ascenso, una buena nota en su
currículo, un sobrecito por Navidad, unas vacaciones bien merecidas,
una mención honorífica... Y sobre todo: ¡las futuras! Las
recompensas futuras, esas son las buenas de verdad: las otras no son
más que su anticipo.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
"Dios recompensa a los
obedientes", dicen los antiguos que se decía antaño (yo ni lo
recuerdo). Hoy, como Dios se tuvo que transformar en Dinero para
poder seguir mandando (porque, ¿no está hoy de moda ser ateo?) lo
mandado y previsto es no entorpecer en nada el movimiento y
multiplicación del Dinero, y más bien colaborar con él tanto como
se pueda, y eso por la cuenta que le trae a uno. Porque, ¿quién me
negará que "hace falta Dinero para vivir"; o que "el
Dinero no da la felicidad pero ayuda"; o que "mejor tener
Dinero que no tenerlo"; o al menos que "con un poco de
Dinerito se vive mejor"? Yo mismo me lo digo todos los días.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
'Insensato' es como llamaban los viejos teólogos al que se resistía a creer en Dios: no le llamaban 'ateo', ni 'incrédulo', sino 'insensato', porque Dios era una cuestión de sensatez, de evidencia, de realidad<i></i>. Ahora, ateos hay muchos (casi todos) pero
¿cuántos de esos ateos van por ahí proclamando que lo que me
beneficia a mi en detrimento de otro no puede de verdad ser bueno? Y
¿cuántos que el Dinero es un engaño, que no es necesario, que es un invento y que él todo lo que puede es hacerte más y más esclavo de él? Y dime: ¿cuántos de esos niegan que el Futuro sea verdad? Y en fin: ¿a cuántos se escucha decir que el Dinero debe ser destruido? No: eso es poco realista.
O lo que es peor: un sin Dios, ¡el caos! (ese con el que nos amenazamos todos los días) Además, esos son asuntos muy elevados y para eso ya tiene doctores
la Ciencia (la económica, claro). Y políticos la Unión Europea. El Dinero manda desde lo alto y punto. Es lo que hay. Es
decir: que no hay más que eso. La cuestión es en todo caso repartirlo bien,
repartirlo justamente (¡como si se pudiera hacer tal cosa!). Y si no
se consigue repartirlo bien porque eso era tanto como acabar con el Dinero y eso no es
realista, ni sensato, ni comprensible, pues por lo menos que me caiga un poquito a mi, ¿no? </div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Y oyes: si decido libremente portarme
bien y con mi trabajo y esfuerzo le hago ganar un poco de prestigio a
alguien (o de Dinerito, que es lo mismo) ¿porqué me iba a parecer
mal ser recompensado? Y ¿porqué entonces no iba a hacer las cosas
que recompensan cuando no hay nada de malo en ello y además es
perfectamente legal? ¿Porqué no iba a hacer todo lo que hago con el objetivo de aumentar mi caché salarial, mi reputación, o mi prestigio? Corrupción será en todo caso la de quienes anteponen su
interés a la de los demás <i>en contra de la Ley</i>, pero, ¿yo: que hago
por convencimiento lo que me recomiendan, que hablo con propiedad,
que vivo según costumbre, que aprendo en el colegio lo que me dicen,
que visto a la moda, que consumo cultura, que tengo los papeles en
regla, que tengo la misma opinión que la de quien me paga? ¡Cómo
iba a ser eso lo mismo que la corrupción! </div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Y oyes también: si yo me porto bien y
hago las cosas como Dios manda (que lo de 'Dios' es un decir), si
madrugo muy a mi pesar, y si me saco una carrera universitaria a base
de esfuerzo, y si hablo con propiedad y estoy al tanto de las
novedades de la Realísima Academia, y si reciclo en el contenedor verde y el
amarillo, y si pago mis deudas religiosamente, y si muevo Roma con
Santiago para lograr un trabajo en el extranjero, y si accedo a
empezar con un salario pequeñito y aspiro a tener mi propia
empresita algún día, y si después también me caso y tengo un
hijo ¿porqué no ibas a poder tú también hacer lo mismo? ¿Porqué
no ibas a querer? ¿Es que no es lo suficientemente bueno para
cualquiera? ¿Es que no es lo suficientemente correcto? Y si resulta que en un momento de debilidad nos entrara la duda de que eso fuera bueno... ¿es que te has creído que yo lo hago porque me gusta?
Yo, las cosas las hago porque me compensa hacerlas, y si no me compensa, las hago aunque no me
guste porque es lo que hay. Y si es lo que hay, pues ya de paso
intento que me compense. </div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Lo extraño entonces es: ¿porqué hay
gente que a veces cumple menos, que obedece peor? ¿porqué hay gente
a la que a veces le cuesta tanto hacer todas esas cosas que hacemos
la mayoría y que además las hacemos porque nos compensan o si no
porque son inevitables? ¿Porqué a mí mismo me cuesta tanto a veces
cumplir con lo que me compensa y además es inevitable? ¿Porqué a veces unos hacen cosas que no les compensan personalmente nada, que son una pérdida de tiempo (es decir, de Dinero), que son tan poco realistas? ¿Es que no
se dan cuenta, no me doy cuenta, de que evidentemente obedecer
compensa más?</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-26534099538345533702015-04-16T17:49:00.000-07:002015-04-16T18:44:20.269-07:00Contra el Futuro<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<style type="text/css">P { margin-bottom: 0.21cm; }</style>
<br />
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: x-large;"> A</span></b>bro la puerta del garaje y
salgo a mear. Llamamos garaje a una caseta de ladrillos sin repellar
y tejado de uralita de unos 30 metros cuadrados en la que he
instalado todos mis bártulos. Es de noche y según cruzas el umbral
de luz de la puerta del garaje la oscuridad es casi total. Parece una
tontería decirlo, pero fuera de las ciudades y de los pueblos, uno
puede abrir la puerta de casa y mear en el suelo. No hay policía, y
no hay vecinos a los que molestar. Y no voy a estropear ni a manchar la tierra.
Cuando meo veo estrellas. Pero no las contemplo ni nada de eso, que
tengo cosas que hacer.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Dentro del garaje otra vez y
en mi escritorio vuelvo a sorprenderme de que en este lapso tan breve
de tiempo se haya reproducido el polvo. Es como un tacto terroso que
se extiende por todas las superficies y que no se puede limpiar. Traspasa incluso las mantas que he puesto para proteger los
instrumenos musicales. Y hace frío. Otra cosa de estas es que me he dado cuenta de
que puedo escupir tranquilamente en el suelo del garaje, es decir, mi
estudio. Sí, ya sé que es difícil de imaginar, pero juro que desde
aquí no lo verías del mismo modo. El suelo es hormigón pelao, con
esa clase de polvo finísimo que se acumula en los suelos de los
talleres. Quiero decir que da igual escupir, que no quedan marcas.
Pero sí, puede ser difícil entenderme cuando digo que escupir en el
suelo de mi garaje-estudio no es guarro.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Al poco comienza a ladrar mi
perro en la casa, que está contigua al garaje, y le tengo que chistar un par
de veces a través de las paredes para que pare. Se calla pero
empiezan a ladrar los otros dos perrillos que duermen en el porche
todas las noches. Según quién sea el que escuche, se podría
decir que ladran como si estuvieran dentro de casa. Es que la casa venía
con dos perros que vivían ya en la finca. El macho, Coco, se parece
a un pastor vasco, o catalán, de esos un poco peludos, de color
canela; que tienen que levantar un poco el hocico para mirar a través
del flequillo. La otra, la perrilla, es una perra que debió vagar
por vete a saber dónde hasta que se instaló aquí. No se sabe si
por la compañía de Coco, del que se separa muy pocas veces, o porque aquí se le tiraba de comer regularmente. La perrilla es tuerta y
delgaducha, y ha costado ganarse su confianza. Ha pasado varias
noches acosada por perros que la intentaban montar; o se dejaba y la
montaban, yo no sé. El caso es que se liaban unos aullidos pardos de
madrugada.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Mi primer impulso fue
adoptarla, pero me he ido dando cuenta de que eso de adoptarla quizá
era algo vanidoso por mi parte. Quiero decir que me lo he estado
preguntando y no tengo claro qué cosa especialmente buena pueda
darle yo para salvarla. Salvarla de qué. Le puedo curar heridas,
quitar garrapatas, darle algún cariño y algo de conversación; le
podría llevar alguna vez al veterinario si fuera necesario, le
podría hacer una cama seca. Pero, ¿y qué? Mi perra, Creta, ha
llevado una vida de comodidades; unos 10 años de comodidades. Aunque no ha
estado nunca consentida. Tampoco la he sacado de paseo todo lo que
me hubiera gustado (tengo que decirlo), pero creo que se admitirá que ha sido una perra bien atendida. Y sin embargo no creo que se
pueda decir honestamente que la vida de mi perra Creta haya sido
hasta la fecha mejor que la de ese pobre bicho sin Historia. Además, si alguna vez volviera a vivir en un apartamento no
podría llevármela y separarla de Coco. Y Coco y ella serían
demasiada adopción. Aunque probablemente no vuelva nunca a un apartamento y me los pueda quedar a los dos. En fin: me ha tenido el asunto en una
indecisión algo desagradable hasta que me he dicho que ya se verá:
que no venga yo a intentar joderla también trayéndole un Futuro de proyectos
y pensiones.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Hoy precisamente le decía a
Ada que a la gente debería resultarnos por lo menos sospechoso que el Futuro sólo
lo nombren los partidos políticos, los bancos, las cajas de ahorros
y algunos padres coñazo (que yo no he tenido la desgracia de
padecer, sea dicho). Y las novias, dice Ada. Sí, y las novias, le
respondo. Me encanta esta chica.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-72800856894054756232015-04-04T16:16:00.002-07:002015-04-05T12:55:28.774-07:00Contra las comodidades<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">M</span>e he ido a vivir al campo. Cerca de la alpujarra granadina. Me decidí a irme de Madrid y venir aquí para evitarme los trabajos basura a que la ciudad me estaba empujando. Y para poder así hacer cosas; estudiar sobre todo. Llevo una semana y creo que aquí se está muy bien. Hoy hay bruma y el porche está iluminado por la luna llena. También refleja la nieve de la montaña que está tras la casa. El "pico del caballo". De vez en cuando se escuchan bichos que no conozco. También es una muy buena sensación el que no haya humanos al alcance de la vista. Ni farolas. Ni policía. Y que por las noches fuera de la casa esté oscuro. Los candados oxidados, las vallas con espino, la mala yerba y los yerbajos... Da lo mismo cuantas veces te laves las manos, que siempre están polvorientas y secas. A unos 50 metros sobre mi casa hay un estanque que se llena de agua del deshielo, que cae durante todo el año. Ayer aprendí a usar el sistema de compuertas que abren y cierran las acequias cavadas por toda la finca y que sirven para regar los árboles y el huerto. En otros sitios lo llaman riego "por inundación". Hay que ponerse botas de goma. Después, con una azada se va moviendo el barrizal en los "cruces", conforme se quiera conducir más o menos agua en una dirección u otra. Cansa bastante. No es un sistema muy cómodo, aunque se lleva usando desde más de lo que nadie recuerde. Creo que es un sistema que implantaron los árabes. En general yo diría que por aquí no dan tanto valor a las comodidades. Desde luego no las buscan ni de lejos a como yo estoy acostumbrado en la ciudad. En parte diría que aprecian más el trato con algunas cosas del campo que la comodidad de evitárselas. He estado pensando sobre eso: sobre la importancia que han tenido siempre en mi vida las comodidades (y en conclusión, mi hipótesis sería esta: que las comodidades las buscan, las buscamos, especialmente aquellos que tenemos la vida llena de actividades que nos parecen insulsas). Damián viene todas las tardes y me enseña a hacer algo. Es un hombre muy amable. Nunca se ríe de mi ignorancia o de mi torpeza. Tampoco se jacta de sus conocimientos. Me va contando las cosas con paciencia y cuando usa alguna palabra que no conozco me la explica con mucha claridad. A veces me da explicaciones de palabras que conozco perfectamente sin que yo se las pida, pero es que él no tiene manera de saber cuales me son familiares y cuales no. Él camina de un lado a otro por la finca y yo le sigo. Cuando se detiene a hablarme es muy pausado. Pero me he dado cuenta de que los aldeanos de por aquí son así. Yo estoy acostumbrado a zanjar las conversaciones mucho más rápido, y a veces me impaciento. Si Damián se encuentra con un aldeano que está trabajando en alguno de los campos de al lado, la conversación dura un rato, y cada uno se toma su tiempo para responder a lo del otro, por muy cotidiano que sea el asunto. A veces dice en voz alta algún pensamiento. Otras veces, cuando me habla, me doy cuenta de que me presta mucha atención. Claramente sabe que somos diferentes. Aunque nunca me pregunte nada sobre mi. Damián es un poco borracho (el día que le conocí vino a buscarme en su camioneta haciendo eses), es flaco y algo engarbado. Tiene cincuenta y pico años, pero a veces me parece un niño. "Yo ya estoy viejo", me dice a veces; y me mira de reojo a ver cómo reacciono. Creo que se pregunta si le veo viejo. En fin, lo dicho, que me gusta esto.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-27077485749622545702014-05-07T09:51:00.003-07:002014-05-07T09:52:48.432-07:00Observaciones sobre el amor, la pareja, el matrimonio y la prostitución<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-size: x-large;">Q</span></b>ue, entre las relaciones de pareja y las relaciones -como se suele decir- libres, no hay ninguna diferencia sustancial, en lo que al intento de librarse los sexos del juego de dominación que en el sexo y el amor juega, ni en lo que a la cura de las desgracias y sufrimientos que por ellos se acostumbra a padecer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las relaciones llamadas libres son ya relaciones de pareja, por cuanto no pueden menos de entrar a relacionarse con el amor y el sexo en los mismos términos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que ni la relación de pareja, ni las relaciones llamadas libres parecen ser instituciones especialmente eficaces contra los sufrimientos y la ruina del amor y el sexo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay necesidad de que las relaciones sexuales o amorosas tengan que confirmar ninguna teoría o previsión derivada de la observación de otras relaciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo que se vive, se vive siempre por primera vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que nadie sabe ni puede saber de verdad cómo han de ser las relaciones amorosas o sexuales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el amor es un negocio ruinoso la mayor parte de las veces, por las muchas penas y energías que cuestan unas pocas alegrías, y que sin embargo no por ello se resiste uno a entrar en tal embrollo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo que se quiere de una, ya se quiera de una o de muchas, no afecta en nada a la naturaleza de ese querer, por lo demás, insatisfecho en alto grado, como lo demuestra el que ese querer no alcance nunca término verdadero, renovándose como suele una y otra vez.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay en muchas lo que no hay en ninguna.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
Que el querer se renueve, implica que en algún momento está siendo o ha sido satisfecho. Pero que un querer satisfecho no puede ya por lo mismo reconocerse 'querer' ni 'satisfacción', sino más bien un olvido del mismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no pueden dos cosas o sucesos ser de verdad iguales y seguir siendo dos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que cuando el sexo o el amor está sucediendo ahora, o como se diría, cuando vive, uno se resiste a (y hasta siente traición en) reconocerle a aquello algún nombre o definición. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que habiéndose vivido los placeres que llamamos del amor, o del sexo, ellos no pueden morir nunca del todo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que es de sospechar que es precisamente contra eso que se quiere y sin embargo la mayor parte de las veces no se satisface, y más aún, contra el miedo a que no pueda tal cosa satisfacerse jamás, que la institución matrimonial se levanta: allí donde no hay satisfacción plena ni definitiva de lo que se siente en falta, o donde se teme el riesgo de que se pierda, se conviene que la hay y que la seguirá habiendo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el matrimonio es a estos efectos un convenio inútil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que, a este respecto, el matrimonio no es una institución patriarcal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la fe en el matrimonio parece atender a una obstinada necesidad, pero imposible, de hacer pasar lo convencional por verdadero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el convenio del matrimonio se haga por escrito y a través de ritual, parece un intento por elevar a categoría de Ley el susodicho convenio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que si el convenio matrimonial realiza suficientemente su propósito, instituyéndose así por una verdad de derecho, las partes que convienen matrimonio quedan irremediablemente tentadas a considerar el amor y el sexo por una cuestión de derecho, y con ello, aumenta considerablemente el riesgo que de por sí ya tienen cualesquiera parejas de que estas se tornen en un negocio, y como tal, en una relación entre acreedor y adeudado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el deber es incompatible con el amor y el sexo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que con tanta fuerza se dirigen las culpas hacia uno, con tanta retornan antes o después al otro. Y a la inversa: que con tanta fuerza que se culpe al otro, con tanta fuerza le retorna a uno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que solo mientras lo que uno dé al otro lo haga generosa y gratuitamente puede ser recibido por el otro con gratitud. Y por la misma: que sólo mientras lo que uno reciba del otro se sienta gratuito y generoso puede uno recibirlo con gratitud.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la gratitud y la generosidad son fenómenos misteriosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que los actos generosos y gratuitos son muy improbables.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que los actos generosos y gratuitos no son milagrosos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo improbable también sucede.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la probabilidad es registro de hechos pasados, y en ningún caso prescriptor de lo que no ha sucedido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la gratuidad y la generosidad son incompatibles con los negocios, los convenios, y cualquier otra forma de Ley.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que con el juego del sexo y el amor se entra en mayor o menor medida en relaciones de dominación, por cuanto hay de dependencia de ser satisfecho por algo ajeno a la voluntad de uno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay nada verdaderamente sometido a la voluntad de uno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que aquello de "hacer mi voluntad" es algo de suyo incongruente e incomprensible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay ninguna necesidad de que con el juego del sexo y el amor se tenga que entrar en relaciones de dominación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que, no habiendo dominado sin dominante, ni dominante sin dominado, el dominante es también dominado, y el dominado dominante, y eso sin perjuicio de que lo sean en modos o sentidos distintos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la resistencia a reconocerle al denominado históricamente 'dominado' una función dominante, es sospechosa de aspirar a que dominante y dominado puedan serlo absolutamente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que terrorífico es para el hombre la mujer sádica (castradora o "mujer fatal").</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que terrorífico es para la mujer el Don Juan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que sublime deseo del hombre es ser cura del deseo de toda mujer (y en especial de la sádica o fatal).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que sublime deseo de la mujer es ser cura del don juanismo (y en especial del Don Juan).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que Don Juan se torna el hombre que sucumbe completamente al deseo sublime masculino.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que sádica (fatal) se torna la mujer que sucumbe al deseo sublime femenino.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que sufre mucho y poco disfruta quien se expone en exceso al deseo sublime de un hombre o de una mujer.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el Don Juan, no pudiendo ser humillado ni castrado por la mujer (pues no se queda el tiempo necesario), le recuerda a esta su inferioridad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la mujer sádica, pudiendo humillar al hombre, se demuestra potente y le recuerda a este su inferioridad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el Don Juan es el único hombre al que la mujer no puede humillar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la femme fatale es la única mujer al que el hombre no puede conquistar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el Don Juan aspira mediante el donjuanismo a ser el sexo absolutamente potente (es decir, sin contrapartida impotente).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la femme fatale aspira mediante el sadismo a ser el sexo absolutamente potente (sin contrapartida impotente).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el fin de la guerra de los sexos no puede darse por K.O. (esto es: por la consagración de un sexo absolutamente dominante y otro absolutamente dominado) sino, y en todo caso, por la disolución misma de la diferencia de sexos que la motivaba, sea lo que sea que eso implique.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que dos sexos iguales siguen siendo dos sexos diferentes. Y que si solo hay un sexo, entonces no hay ninguno. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo que se puede comprar y vender es algo que se da por sabido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la distinción entre 'amor' y 'sexo' parece ser cosustancial a la prostitución.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que, pudiendo comprarse y venderse sexo, distinguir 'amor' de 'sexo' parece una resistencia a aceptar que el amor pueda también comprarse, esto es, que se sepa lo que es.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la resistencia a que el amor se sepa lo que es parece una resistencia contra la previsión de lo que aquello pueda hacer y dar de si.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que circulan numerosas teorías, contradictorias entre sí mayormente, destinadas a comprender y prever las relaciones amorosas y sexuales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las teorías previenen en la misma medida que determinan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las teorías acerca del amor y del sexo parecen estar al servicio de conjurar los sufrimientos que del amor y el sexo mayormente se derivan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que esas mismas teorías tienen la contrapartida de conjurar los placeres que del amor y el sexo se derivan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que separados los sexos en dos, cada uno de ellos participa de la guerra por el dominio sexual en sentidos inversos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el hombre parte de la posición dominante en la guerra del dominio sexual (y que, como tal, sólo puede devenir en dominado)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la mujer parte de la posición dominada en la guerra por el dominio sexual (y que, como tal, sólo puede devenir en dominante).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las armas del hombre son la fuerza bruta y el saber.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las armas de la mujer son la risa y la capacidad de ver y hacer ver la ignorancia del hombre, la debilidad y la impotencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la mujer sabe (sin saber que lo sabe) que el hombre no sabe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que el hombre sabe (sin saber que lo sabe) que la mujer sabe que no sabe.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay hombres que sean 'hombre' totalmente o de verdad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay mujeres que sean 'mujer' totalmente o de verdad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo que una mujer o un hombre de verdad es, no lo sabe nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que de la guerra de los sexos no puede uno librarse mediante su voluntad personal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la guerra de los sexos no la declara ningún individuo personal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay ninguna necesidad de que haya guerra de sexos (que la guerra de sexos no es natural).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la guerra de sexos es sospechosa de servir al Dinero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que en la pareja conviene tener cuidado de lo que se dice.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que en la pareja, cruzado un límite (una ley de la institución), este desaparece, o es más fácil volverlo a cruzar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que de no haber prostitución, probablemente no habría ninguna falta de distinguir entre amor y sexo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que no hay en una lo que no hay en ninguna (lo que es complemento de aquella otra: que no hay en muchas lo que no hay en ninguna).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y por la misma: que no hay en uno lo que no hay en ninguno, y que no hay en muchos lo que no hay en ninguno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que lo que sea que el amor tenga para dar, eso mismo tiene para quitar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que en el amor como en lo demás, es cuanto menos sospechoso que lo que uno mayoritariamente desea coincida con lo que está mandado desear.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-14971314620001944602014-02-11T15:49:00.000-08:002014-02-12T07:33:14.243-08:00¡Maldita sea la Realidad!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="color: #222222; font-size: x-large;"> </span><span style="color: #222222; font-size: x-large;">H</span><span style="color: #222222;">e sentido con especial pesadez estos días, en esta casa de verano a la que vengo desde niño, que el Futuro cumple una función esencial para el Orden, y que no es otra sino la de acabar con las posibilidades sin fin; pero que esto ha de tomarse en serio y no subestimarlo, porque nuestra vida está «realmente» (por más que no verdaderamente) coartada en sus posibilidades. </span></span><br />
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="color: #222222;"><br /></span></span>
<span style="background-color: white; font-family: inherit;"><span style="color: #222222;">Vengo pensando en ello estos días al ver a estos muchachos jugando en el rellano, viéndome a mí mismo hace años, y preguntándome qué tienen ellos que no tenga yo, y porqué mi vida me parece más triste que la suya en muchos aspectos, que más bien se diría alegre y despreocupada. Y, quitado el asunto ese de la Escuela, por el que por cierto les compadezco con amargura (y es que, nunca insistiré lo suficiente en la alegría de haberme librado de tal engendro) de lo que me he dado cuenta es de que no es tanto lo que tienen, sino lo que no: no tienen Futuro. Viven una vida de posibilidades sin fin, y nadie podrá convencerlos de lo contrario; que, por más que se lo repitan, ningún niño se cree eso de que se vaya a morir, ni de que llegará algún día el Futuro ese para el que, dicen, han de prepararse tan esforzadamente: sencillamente les es inconcebible. Yo en cambio, más en la Realidad y menos en la verdad (pues he sufrido durante unos cuantos años más que esos críos la Educación y la Cultura), sentiré que no es verdad que mis posibilidades sean finitas (ni mías), pero... ¡ay amigo!: quien se librara de la sensación de que ya he apostado mucho en este juego, de que hay envites sin vuelta atrás, de que he decidido demasiado o mucho al menos, y de que, sabiendo que moriré algún día (o mas bien: creyendo saber qué era eso de morirse), y que hay cosas que tienen su plazo, sus límites, hay también mucho que ya he perdido irremediablemente, mucho que ya no podrá ser. ¡Maldigo! </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #222222; font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #222222; font-family: inherit;">Y esa tristeza, esa pesadez que temo habrán de sufrir también esos niños algún día, cuando se topen de pronto con la idea de su propia vida, esa solo se puede tener cuando se tiene Futuro. Cuando se tiene Fin. Sin él, sospecho que la vida aún se vive sin saberse nada de que se vive (que sólo así se vive), y entonces también sin ideas de lo que se puede y de lo que no se puede hacer en vida. ¡Al diablo con ellas! Y sin embargo, ¡ay!, la Realidad se impone con dureza, y esas ideas, esos límites y ese Futuro no son meras entelequias que me fabrique yo en mi cogote, esas son mas bien la Ley que hiere a fuego en la gente, desde algún lugar tan alto, tan poderoso... </span></span></div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-62694500541814849702013-05-13T08:39:00.000-07:002014-02-12T07:31:31.024-08:00"¡Comed y bebed de mí!"<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; text-align: left;">- ¿<span style="font-size: x-large;">Q</span>ué han comido estos soldados
nuestros para hacerse tan fuertes, tan decididos?</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Comen Ideas, mi Coronel. El Estado y
su patria las dispensan por doquier a través de las radios y
televisores, de libritos y articulillos de toda guisa.</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Ah, ya: "Ideas", como esa de
'España', de 'Estado', de 'Democracia', o de 'Justicia' y tantas
otras semejantes, ¿no es eso?</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Eso mismo, Coronel. Y de 'Ciencia' y
'Verdad', y de 'Dinero' y 'Educación' y 'Trabajo' y 'Guerra', y de
todas esas cosas que tanto se preocupa el Estado de que no puedan
saberse, de que no se las pregunte qué son.</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- ¡Pero bueno! ¿que locuras dices?
¡Que yo he leído a Maquiavelo, a Spinoza, a Rousseau, y hasta he
cavado esa trinchera en la que mis valientes se guarecen con mis
propias manos! ¿te crees que no sé yo qué es la Democracia o el
Trabajo?</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Ay Coronel mio, ¡qué le vamos a
hacer! Pero no se me enfade: que sin duda es usted también un buen soldado.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué me dice usted, descarado?</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- Pues que como buen soldado que es, obediente a la instrucción, y por cierto muy bien alimentado, cree saber: y es
que lo que está mandado es que crea, que crea que sabe lo que son, y
para ello es que se las ponen de desayuno-comida-merienda-y-cena ¿o
es que usted no las viene escuchando dispensar de boca en boca?
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Sí, eso sí...
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Pues eso: pero como se me deje usted un
poco y le entre la duda y deje de creer por un momento y se le ocurra preguntarse qué eran... ¡verá cómo tirando se nos deshace rápido la madeja!
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- ¿Y entonces?
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- ¿Entonces? Entonces nada: que se
acabó la Guerra.
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Ah, bueno, ya vendrán otras.
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- ¿Otras? ¡Pero es que todas eran la
misma!
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Pero bueno: y si al final resultase
que indagando se nos descubrieran todas esas Ideas falsas...</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- ...por
contradictorias.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- Eso. ...y que no se sabía lo que eran...</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- ...por imposibles.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">- Sea. Entonces: ¿cómo
me explicas que las haya y que se las vea tan saludables y
vigorosas?
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Sin duda por lo bien alimentadas que
están.
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- ¡Ah! ¿Que esas también comen?
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- También.
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- A ver ¿y qué clase de bicho pueden
comer cosas como el Estado o el Trabajo?
</span></div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">- Tú, buen conocedor de las narraciones
de la Historia y de sus heroicos y fundacionales sacrificios, bien lo
sabes: comen soldados, mi Coronel. </span></div>
</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-27442669449483419182013-02-19T05:23:00.000-08:002014-02-11T17:48:48.856-08:00¡Las vacaciones son un invento!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="text-align: justify;"><i>No habría pues días de inútil Trabajo si no hubiera días de vacaciones, ni días de vacaciones si no hubiera días de inútil Trabajo: los días, sin Dinero, son de trabajo y de vacaciones indistintamente: cualquier día es para hacer cosas de verdad</i></span><i><span style="color: #444444;">"</span></i><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">C</span>uando era niño me encantaban las vacaciones. Las vacaciones eran tiempo para inventar juegos, hacer amigos, explorar territorios, trasnochar, conversar sin hora, y en fin, quién sabe. Las vacaciones eran pues tiempo de posibilidades desconocidas. Claro que, a decir verdad, en medio de ellas habitaba un desagradable parásito, un polizonte que llamábamos 'deberes' y que le servían a uno para recordarle, no fuera a encabritarse demasiado, que ni las vacaciones eran un sin Dios, ni sus días dejaban de estar contados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Había así pues un tiempo diferenciado del de las vacaciones: tiempo escolar o de colegio, que era también el tiempo del Deber: tiempo para aprender y cumplir obligaciones, para adquirir y cumplir deberes, para examinarse, y en fin: tiempo para saber.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Del primer tiempo se precavía de vez en cuando el segundo llamándolo tiempo hacedor de vagos, de perezosos y de holgazanes, aunque lo cierto es que yo no recuerdo a un sólo niño holgazanear en vacaciones. Sí que recuerdo holgazanería y pereza, sin embargo, en el tiempo del Deber, a la hora de las tareas escolares, en la Escuela y en sus exámenes. Así que, pronto se me descubrió que la holgazanería era cosa del Deber, que se debía a ella y que era contra ella; y no hay mayor prueba de ello que a ninguna otra cosa llamaran holgazanería sino al abandono de los deberes: 'holgazanes', 'vagos' o 'perezosos', sólo puede haberlos, pues, allí donde hay deberes que se incumplen.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una vez acabado el periodo escolar lo obsequiaban a uno con un certificado que, ahorrándonos una cuanta palabrería, lo que dice es que uno está preparado para asumir <i>personalmente</i> sus deberes, esto es, sin intermediarios, o mejor, sin mayor intermediación que la de <i>uno mismo</i>, lo que significa también que ya puede trabajar y que ya puede buscarse un trabajo, o lo que es igual, que ya tiene sobradamente sabido que tiene el deber<i> </i>de buscarse un trabajo si no quiere ser un holgazán. Coincide este momento, que no es casualidad, con el de la <i>Mayoría de Edad</i>, que tampoco por casualidad implica el nacimiento de la <i>responsabilidad</i> o <i>personalidad jurídica</i> (abreviadamente: su Personalidad); asunción de que la Persona es un individuo responsable <i>jurídicamente</i>, y como tal: consciente, sabedor y responsable de lo que hace; y así que, como ya sabe lo que quiere, entre otras cosas, ya puede votar (o ser juzgado por un tribunal), pues sus actos han quedado jurídicamente reconocidos, o lo que es igual: que, sepa o no sepa lo que hace, la Ley ha convenido que lo sabe, y punto en boca.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así pues, ahora uno ya sabe lo que quiere: lo que quiere es trabajar. ¿Cómo no? Si no trabaja, no gana Dinero, y si no gana Dinero, no come, y puesto que comer es cosa buena y además indispensable, pues uno sabe que su deber es trabajar y que además es cosa buena cumplir con su deber. Luego, en lo que respecta al Dinero, quiere lo que debe y debe lo que quiere.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De modo que, según tal principio, no importará que construya puentes, que corra maratones o escriba libros, así como tampoco importará que enseñe matemáticas o que ensamble chorizos: lo que cuenta ya es que los puentes, las carreras y los libros, así como las matemáticas y los chorizos, se cambian por Dinero, se cuentan en Dinero. Y así que, los puentes y los chorizos, importarán más o menos, serán diferentes, nada más que en la medida que den más o menos Dinero. Pero entonces el Trabajo ya no tiene ninguna utilidad, el Trabajo se ha convertido en Dinero: si lo que se vende se vende con indistinción de qué cosa sea, y además se vende cualquier cosa ella por Dinero, entonces, todo ello es, a los ojos del Dinero (o Mercado) la misma cosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y así es como en éste régimen nuestro tan poco lustroso el tiempo del Deber se nos ha tornado en <i>tiempo de la mercadería</i>: el Dinero es Deber y el Deber es Dinero. ¿Y las vacaciones? ¿Qué fue del tiempo de vacaciones? Pues de las vacaciones fue que se convirtieron también en otra mercancía: ahora, tú, trabajando, <i>compras</i> tus vacaciones, te las <i>ganas </i>con el sudor de su frente. Sin embargo, la amarga verdad es que, siempre fueron una mercancía: las vacaciones eran el pago por el tiempo del Deber, y también: el tiempo del Deber era el precio que había que pagar por tener vacaciones.<br />
<br />
Podremos pues -nosotros, creyentes- decir que nuestras vacaciones son sagradas, que son por Derecho, pero, a decir verdad, los derechos y obligaciones, siendo cosas que se compran y venden por y para el Dinero, no son sino mercancías. Y es que nosotros no tenemos<i> </i>derechos: a nosotros se<i> </i>nos paga más bien con derechos. Y eso sospecho que comenzó ya con las vacaciones escolares. Porque a los niños, dígase lo que se quiera, pero se les premia por su esfuerzo, se les paga. Y lo que se paga, mal que nos pese, es siempre ya Dinero. Así pues, a nosotros, personas y ciudadanos, nos pagan también con otros muchos derechos así como a los niños les pagan con vacaciones: para que amen y crean en el Dinero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y quizá hagamos bien en creer, quizá hacen bien las personas en creer en los derechos así como los niños hacen bien en creer en las vacaciones. Y es que, ¿quién soportaría este trabajo mortecino, sirviente de Dinero, si no fuera porque cree que no es total, si no fuera porque cree que algún día terminará de verdad, o incluso porque le queda algo que no es del todo Dinero, porque le queda algo mínimamente vivo, aunque tan sólo sea un <i>sucedáneo de vida </i>como lo son los derechos, sea un momento (derecho) de consuelo en mitad del trajín, unos instantes apacibles de café entre compañeros de oficina, una semanita de vacaciones en el pueblo de la tía? ¿Cómo podría soportar nadie el Deber y el Trabajo si no creyera que el Deber tiene Fin? Pero el Trabajo... El Trabajo que es <i>por</i> Dinero, ese no tiene Fin.<br />
<br />
Sí: también Sísifo se secaba, satisfecho, el sudor de su frente al hacer cumbre, y también disfrutaba un tanto mirándose las maltrechas uñas, ¿pero acaso pensamos que Sísifo sabía que estaba condenado, que su tarea era sin Fin? Si Sísifo hubiera sabido tal cosa, sencillamente hubiera dejado de levantar la piedra. No: Sísifo creía: los dioses lo castigaron haciéndole creer, lo envenenaron con la creencia en un falso trabajo, le hicieron creer que su trabajo era un trabajo útil de verdad y que servía para otra cosa que no fuera mover esa piedra de un lado para otro, que servía, al menos, para terminar al hacer cumbre. Aquél Trabajo, sin embargo, en verdad no servia para nada más que para perpetuarse a sí mismo, era (y sigue hoy día siendo) un Trabajo que no consistía en ninguna otra cosa sino en mover de aquí para allá, una y otra vez, la misma pesada piedra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Hay otro trabajo? Un trabajo útil de verdad no podrá ser ningún Deber, eso es seguro. Y son los niños los que me parece que aún saben bien algo del trabajo útil de verdad. Los niños hacen puentes, fabrican panecillos, corren carreras e investigan cosas, y además, disfrutan. Y así es que quienes mejores puentes construyen son también aquellos que aman los puentes y que disfrutan como niños con ellos. Pero uno se va haciendo adulto, Persona, y aprende que tiene que ocultar ese disfrute, ese placer despreocupado y holgazán. "Esconda usted su disfrute haciéndolo pasar por una mercancía, que es lo único que este mundo, que es en verdad Dinero, tolera y manda". Así, el arquitecto justifica sus puentes haciéndolos rentables. Pero si aún le quedara algo del placer por el buen trabajo, entonces sabrá por lo más bajo que el Dinero en verdad no importa, que lo que importa son los puentes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Ay de los niños como lleguen a banqueros! Estos ya casi no tienen remedio: los banqueros buscan Dinero a través del Dinero, y entonces ya no queda ni un ápice de aquello otro que el Dinero trataba de sustituir. Pero es que, para querer hacer cosas, y para querer hacerlas bien, no se requiere para nada del Deber, el Deber es para el Dinero. A la gente (que algo de eso también les queda a los banqueros), qué se le va a hacer, nos encanta hacer puentes, cocinar panes, montar y desmontar aparatos, contar, leer y escribir historietas, y quién sabe cuantas cosas más. Y gustamos de hacerlo bien. Pero, ¿y el Dinero? Las cosas que compra Dinero, como las vacaciones, no son más que un invento cuya finalidad es la de convencernos de la necesidad de la pena que hay que sufrir para conseguirlas. Es decir: Dinero no sirve a nadie más que al Dinero.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No habría pues días de inútil Trabajo si no hubiera días de vacaciones, ni días de vacaciones si no hubiera días de inútil Trabajo: los días, sin Dinero, son de trabajo y de vacaciones indistintamente: cualquier día es para hacer cosas de verdad.</div>
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<br /></div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-17783167654128669212012-12-17T02:43:00.001-08:002013-02-19T05:23:59.673-08:00¡No recicle!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><i><span style="color: #666666;">No hay pues que descuidar las torpezas de uno, que más bien es cosa buena hacerles caso, porque son brotes de rebeldía que, lejos de amenazar con la sinrazón, aspiran a ejercerla</span></i><span style="color: #666666;"><i>".</i></span><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Me gustaría hacer un modesto llamamiento a las gentes de bien para que dejen de reciclar (eso en el caso de que lo hicieran), o para que no quieran empezar con tan penosa tarea en el extraño caso de haberse librado hasta ahora de ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nos han hecho creer que el reciclaje es cosa buena y además responsabilidad de todos. Detrás de esta creencia se esconden sin embargo unos cuantos engaños que, lejos de hacer bien, están muy al contrario al servicio de esconder el mucho mal que se hace a la gente desde la Administración. Para obrar el descubrimiento de estos engaños quisiera en primer lugar prevenirnos del lenguaje que utiliza la Administración para hablar a la gente. Por 'lenguaje de la Administración' me estoy refiriendo al lenguaje que utilizan quienes administran los asuntos públicos o de la gente (y que a fin de cuentas es administración de la gente misma): el de los medios de comunicación, tales como radios, periódicos y televisiones, así como todos esos medios a través de los cuales se sirve la publicidad, como marquesinas de autobús o rótulos en los metros y calles, y en general, todo ese lenguaje que no es el que habla la gente pero que ESTÁ sin embargo allí donde hay gente, allí por donde ella pasa y vive, en sus calles, medios de transporte y casas.<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo primero entonces de lo que hay que prevenirse es de que, si ese lenguaje que he llamado de la Administración o de los medios, habla (primariamente) por medio de periódicos o de televisiones, de marquesinas o de rótulos de calle, eso evidentemente es porque se trata de un lenguaje que NO lo hablan las gentes, es decir, que quien habla así no es gente. Se trata éste de un asunto aparentemente muy trivial, pero que, si tiene importancia, eso es porque nos permitirá descubrir, o preguntarnos al menos, QUIÉN habla en cada caso. Lo que por cierto ya no es nada trivial: puesto que los intereses de uno u otro hablante, no teniendo por qué coincidir, y no haciéndolo la mayor de las veces, peligran sin embargo con quedar confundidos mientras permanezca la distinción ignorada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que la administración tenga un lenguaje propio no quiere decir sin embargo que no pueda hablar por boca de la gente, pues acostumbrados estamos todos a ponernos nosotros mismos al servicio de los medios de comunicación, convirtiéndonos así nosotros mismos también, en tanto que individuos (y no ya de gente), en un medio publicitario más (o de opinión, que es lo mismo), o en una publicidad andante como decía aquél, así como lo son los periódicos o las radios o los televisores, que no por faltarles piernas van y vienen y entran y salen por donde quieren. Para que la gente hablemos pues como lo hace la administración tiene sin embargo que producirse un fenómeno que no por habitual es menos misterioso. Ese fenómeno es el de la fe o creencia, es decir, que la gente tenemos que <i>creernos</i> que lo que leemos en los periódicos o en las marquesinas de autobús es verdad para que vengamos después nosotros también a repetirlo (o a obedecer). Es por esto que todo intento de denuncia contra una Administración empieza por ser un descreimiento. Y así también que, cuando la gente trata de combatir un mal producido por la Administración, como quisiera yo aquí hacer, no le queda otro remedio que comenzar por descubrir y denunciar en uno mismo las mentiras que aquella le ha logrado hacer tomar por verdaderas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pues bien, hay que advertir entonces que, tratándose de dos lenguajes diferentes, las palabras del lenguaje de la administración y del de la gente no tienen los mismos significados. Así pues, lo que la Administración,<i> a través de nuestras bocas</i>, y de las marquesinas, y de las radios y periódicos y televisiones, llama 'reciclar', ni es cosa buena ni significa lo que la gente creemos que significa. Quisiera entonces tratar de descubrirnos que el reciclaje al que la mayoría nos dedicamos obedientemente es el reciclaje que nos ha enseñado la Administración, que no es además el único, y que es en contra de la creencia más bien una cosa mala y que hay por el contrario otro modo de entender el reciclaje que es verdadero y bueno y que mejor haríamos dedicándonos a él y abandonando el otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El reciclaje al que nos ha enseñado la Administración es el de distinguir la basura en partes (es decir, y de momento, de vidrio, orgánica o plástica, porque vete a saber qué nuevas divisiones pueden estar al llegar) de tal modo que cada cual hace un saquito para cada grupo y después lo tira en el contenedor reservado para el mismo. A partir de ahí es como tirar de la cadena del wc. Uno ya no sabe a dónde va aquello, ni qué se hace con ello allí donde fuera, ni quien es el que lo hace, ni motivado por qué interés, ni si ese interés es particular y privado suyo o por contra común y general, ni tantas otras cosas. Tampoco importa (demasiado): usted ha cumplido con el cometido que la Administración le ha hecho creer que es bueno y se acabó el asunto. Ya sólo queda mantener la fe en que aquello es cosa buena y ayudará, un poquito al menos, a la mejora del problema del derroche y la contaminación. Debemos reconocer pues, que cada vez que reciclamos, estamos realizando un gran acto de fe. Y prueba es de que nos hayamos creído que es cosa buena, y muy fuerte por cierto, que cada cuál sienta culpa cuando por descuido no tira el saquito en el contenedor que le tocaba, o cuando mezcla basura de un grupo con otro. Y así también es buena prueba de ello el que tenga uno que excusarse ante los demás cuando le cazan cometiendo una de esas torpezas. Y es que ninguna de estas cosas pasaría si nadie creyera que eso que nos ha dicho la Administración que hagamos es cosa buena.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien, a esa culpa no hay que tomarla por cosa menor. Esa culpa está ahí para matar todo brote de rebeldía. Acaso porque lo que empieza siendo rebeldía sin sentido, rebeldía por torpeza (porque las torpezas de uno son siempre un brote de rebeldía) puede acabar tornándose en una rebeldía de razón o sentido común, y entonces la Administración de turno se las vería con un problema.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No hay pues que descuidar las torpezas de uno, que más bien es cosa buena hacerles caso, porque son brotes de rebeldía que, lejos de amenazar con la sin razón, aspiran a ejercerla. Y es que, si tratan pues tan insistentemente de abrirse paso a través de uno, de hablar a través de uno, eso es para que éste les haga caso, para que tengan oportunidad de decirse y así también de razonamiento, puedan entonces no ser ya torpezas. Y si no, ¿porqué coño iba uno a equivocarse tanto con la catalogación de la dichosa basura? Si uno se equivoca es porque no está del todo bien hecho, y si no está bien hecho eso es porque no está del todo convencido (él o su mano, lo mismo da); no se ha creído <i>del todo</i> que eso que la Administración (y él mismo) le dice es cosa buena. La torpeza es pues desconfianza o sospecha que impide obedecer del todo. Y es que si uno estuviera del todo convencido, entonces no se equivocaría jamás, de no ser por casualidad (y vaya usted a saber si esa casualidad...).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El reciclaje tiene entonces una doble finalidad. Por un lado trata de justificar la existencia de una Administración, de prueba de su buena voluntad y de su interés por velar por el bienestar medioambiental. Por otro lado sirve de medicina para que las gentes no perciban que hay un problema con la basura que la Administración no quiere (o no puede) solucionar. El engaño es entonces doble. Nosotros le damos a la Administración lo que ella quiere: justificación de ser por medio de la fe en su buena voluntad y buen hacer; y ella nos da lo que nosotros queremos: despreocupación. Mientras tanto sin embargo, el problema sigue siendo exactamente el mismo, y sin duda peor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no hay más que observarla hacer para descubrir que la Administración no tiene ningún interés por resolver el problema de las basuras. La administración quiere que le dejen administrar en paz, a su antojo, la gente por su parte no queremos tener preocupaciones, queremos sencillamente dejarnos vivir. De modo que el reciclaje constituye un pacto entre la Administración y las gentes para evitar que se hable de la basura, que se hable de qué coño estamos haciendo en general, con las basuras o con nuestro trabajo o con nuestras vidas o con el asunto que sea, de porqué hacemos lo que hacemos y porqué no hacemos lo que no hacemos, y <i>de por qué y para qué tenemos una Administración</i>, y en fin, evitar que se restaure la guerra entre la Administración y las gentes o lo administrado. El reciclaje pues, como tantos otros pactos entre una Administración y la gente, <i>está así contribuyendo a la irracionalidad de un problema</i>, a que éste no se pueda pensar, no se pueda hablar. Y es que esa paz o pacto entre la Administración y las gentes administradas no puede en ningún caso ser buena para la gente, esa paz es buena sin duda para la Administración, que quiere seguir estando dónde y como está, que para eso es también Estado; para la gente es buena por contra la guerra, porque es en guerra contra la Administración el modo en que ésta se puede ver obligada a dar (o a intentar dar al menos) algo bueno por y para aquellos que administra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que a cada paso se nos descubre es que la Administración no tiene la finalidad de administrar bien ni mucho menos de procurar bien alguno. La Administración no tiene ninguna finalidad fuera de sí misma: tiene por única finalidad administrar. Seguir administrando. Esto significa que, si para poder seguir administrando, se le impone necesario procurar algún bien (por riesgo, por ejemplo, a que en caso contrario la gente le declare la guerra y ponga así en peligro su justificación de ser), entonces tratará de hacer algún bien. Pero si, por contra, haciendo mal, o bien o mal indistintamente, puede seguir administrando, seguirá pues administrando tan campante. Ahora bien, porque la finalidad de la Administración no es otra que la de administrar, cuando ésta administra mal (esto es, cuando reparte mal, cuando por ejemplo reparte daño, injusticia o hambruna) o procura mal de cualquier otro modo, en ningún caso renunciará por voluntad propia a administrar, ni pondrá en cuestión la necesidad de una Administración, tratará por contra ora de ocultar el mal que hace ora de hacer creer que el mal que hace es en verdad un bien. Y si no quedase otro remedio para calmar la furia de las gentes, se cambia con gran pesar al administrador para poder así seguir administrando, que es lo que pomposamente la administración viene llamando últimamente "depurar responsabilidades".Y así pues, la Administración sólo puede dar a las gentes intentos de justificación de sí misma, y si para justificarse necesita hacer algo bueno, algo bueno tratará de hacer (otra cosa es que lo consiga), y si para justificarse no necesita procurar bien alguno, tampoco tratará de hacerlo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dejándome pues llevar por la razón, y en contra de la fe reinante, no puedo mas que hacer un llamamiento a la gente de bien a que declare la guerra contra la Administración. No reciclar es tan buen lugar como cualquier otro para restaurar esta guerra, no usemos pues más esos contenedores pestilentes de complicidad (y si su fe no se lo impide demasiado, ¡hasta podría algún día permitirse la torpeza de olvidarse acudir a votar!). Y después, ¡búsquese como ayudar al problema de verdad!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vayan aquí nada más que unas sugerencias, que sin duda no serán las mejores, pero valgan para empezar a hablar del asunto: desconfíe del lenguaje de la Adminstración; no lo use en la medida de sus capacidades; atrévase a preguntar para qué una Administración y mientras la haya no desista en plantarle cara; desconfíe de los vendedores de 'soluciones'; deje hacer y hablar un poco más a sus torpezas; compre menos o mejor; desengáñese hablando con su gente tanto como pueda del comprar; reutilice, tanto como su imaginación se lo permita, los útiles de los que se sirve; no se compre un nuevo ordenador; no cambie de teléfono móvil mientras funcione; desinstale Windows o MacOs y atrévase a probar otra cosa; no compre coche o utilícelo lo menos posible, no cambie de televisor o no llegue a comprarlo; reutilice las botellas de vidrio; exija en los establecimientos poder comprar (la leche, el vino, el zumo, los garbanzos, el arroz, etc.) sin envase y llévese el suyo de casa; comparta este texto o escriba otros nuevos; o sencillamente, ¡hable!. Hable con la gente tanto como pueda, de la basura o de lo que sea, pero hable, ya saldrá la razón sola y sin la ayuda de nadie.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por mi parte me contentaría con hacer sentir a alguien que no nos es cosa buena para la gente el reciclaje de obediencia, ni para el problema de la contaminación, ni para ningún otro, y que, si reciclar ayuda a la paz entre las gentes y la Administración, mejor es no reciclar.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-43157223126798542622012-05-19T13:13:00.001-07:002012-05-19T13:21:46.282-07:00¡El nihilismo está en nuestras escuelas!<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="color: #666666; font-size: x-small;">... los individuos expedientados, es decir, aquellos cuyos méritos y fracasos han sido cuidadosamente valorados y anotados, poseen ya un denominador común (el expediente numerado), y por lo mismo son considerados unidades racionalizadas, de tal modo que, ahora sí, el mercado laboral pueda poner precio a la calidad de su tiempo"</span><br />
<span style="font-size: x-large;">L</span>a escuela y los medios de comunicación juegan sin duda un papel fundamental en la socialización secundaria. Entendemos por socialización secundaria aquel proceso a través del cual, el individuo, formado ya en los valores sociales o políticos vigentes, es puesto a disposición de los medios productivos con el objeto de introducirlo en las relaciones económicas o mercantiles. La escuela, en tanto que formadores de la persona, contribuye al cómputo o racionalización del individuo, de tal modo que éste sea habituado desde muy temprana edad a ser calificado. La calificación tiene en sus orígenes un objetivo doble: la individualización (o racionalización del cuerpo social, que es lo mismo) y la creación del futuro individual, (futuro del que cada individuo no es propietario). Con la calificación se distingue el cuerpo social, se separa, se distingue en individuos, en la medida en que cada individuo es propietario de su propio expediente, y el cuál computa los méritos individuales. No es necesario decir que este modelo de calificación tiene por objetivo el generar, a un nivel muy básico, un primer sentido de la competencia. Por otro lado el expediente sirve para introducirle al individuo un compromiso de futuro, en tanto que sus actos presentes serán decisivos para sus posibilidades de futuro. Así, el individuo va condicionándose individualmente, de tal modo que, si quiere algo bueno para sí, debe cuanto antes aprender a plegarse a las condiciones de futuro que le exigen. Obviamente, el futuro que el expediente de cada individuo condiciona no está diseñado (deseado) por el propio individuo, sino por la autoridad vigente, que de costumbre es el mercado. Los administradores del Estado moderno (gobierno), relacionados y/o dependientes del poder financiero o mercantil, contribuyen a través de normativas y circulares al control de los objetivos formativos de los alumnos con el fin de que éstos cumplan con las futuras demandas del mercado laboral. Así pues, las previsiones del futuro mercado laboral son lo mismo que los intereses futuros del mercado o poder financiero.</div>
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<br /></div>
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Así, los individuos expedientados, es decir, aquellos cuyos méritos y fracasos han sido cuidadosamente valorados y anotados, poseen ya un denominador común (el expediente numerado), y por lo mismo son considerados unidades racionalizadas, de tal modo que, ahora sí, el mercado laboral pueda poner precio a la calidad de su tiempo, o lo que es igual, al tiempo de esfuerzo dedicado a uno u otro trabajo. El saber por tanto, así como el propio individuo, es en la socialización secundaria un mero cómputo o número, y cuyo objetivo no es otro que el de organizar el mercado o las relaciones económicas con la mayor eficacia posible.</div>
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Los medios de comunicación por su parte cumplen la inestimable función de reforzar la fe en ese futuro para el que las escuelas preparan, de tal modo que no pueda cada individuo o escolarizado imaginar un futuro diferente.</div>
</div>
</div>Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-32876852449938723162012-05-02T10:35:00.000-07:002014-02-11T16:29:32.402-08:00Formas de la idiotez II (El voto)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<div class="" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="text-align: justify;"></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #666666;">una legitimidad arrancada del desconocimiento de las partes legitimadoras (porque a quien legitima se le oculta qué está legitimando) tiene valor nulo, carece de fuerza moral, y por lo mismo no tiene porqué ser respetada por nadie"</span></div>
<br />
<span style="font-size: x-large;">C</span>ada uno de nosotros debe preguntarse cómo es que el voto, siendo, presuntamente, el instrumento de poder del pueblo, es ensalzado y adorado por las clases dirigentes con tanto entusiasmo.</div>
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<br /></div>
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El voto no es, y por más que se nos repita hasta la saciedad, ni orgullo ni garante de la democracia. El voto tampoco es garantía de libertad ninguna. El voto es, en todo caso, un mal necesario. Verán pues: el voto, irrumpe allí donde la urgencia impide prolongar más allá la discusión. Es decir: teniendo en cuenta que las fuerzas políticas rara vez se ponen de acuerdo (si no es para hacer una mera repartición del poder), y ante la imposibilidad de que la discusión se prolongue sin fin (debido a que la actualidad es imperativa, esto es, exige decisiones inminentes), llega un momento en que han de cerrarse los turnos de palabra para dar paso a las votaciones. Así pues, y en primer lugar, el verdadero acto político es la discusión, o más propiamente, el razonamiento público, que es donde las fuerzas pueden argumentar (dar razón de) y por lo mismo convencer a otras fuerzas (entre ellas el público). En segundo lugar, debe entenderse que el razonamiento es por naturaleza interminable, esto es, que no puede esperarse de él que alcance nunca verdad necesaria alguna, esto es, verdad <i>apriorística</i>, o lo que es igual -y en tanto que depende de la constrastación empírica o experimental- que no puede jamás producir verdades que lo sean por principio y que no dependan en última instancia de su posterior contrastación y discusión. Una verdad política por tanto que se quiera incuestionable no es sino el principio mismo del totalitarismo. En tercer y último lugar, y en consecuencia, la votación no es más que un instrumento de urgencia, una herramienta para poder tomar una decisión allí donde no hay propiamente nunca ni suficiencia ni necesariedad, es decir, allí donde la decisión sólo puede tener carácter provisional.</div>
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<br /></div>
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Ahora bien, las oligocracias tienden a pervertir la razón política en favor de una razón privada en la que se evite a toda costa el razonamiento público (que no es otra cosa que dar, en público, razones comunes, o lo que es igual, razones que aspiran a ser compartidas por cualquiera). La razón pública se sustituye así por una negociación entre bastidores, a puerta cerrada, entre los oligarcas o élite política y el poder financiero o capital. Así pues, cuando vemos aparecer (y si es que aparecen) a los diputados en su Congreso, se habrán dado cuenta de que las decisiones están ya más que tomadas mucho antes de la intervención que cada grupo parlamentario ofrece al público (¡y cómo no se iban pues a aburrir en el congreso si ya está todo decidido!). De tal modo que el razonamiento público ha sido sustituido, en primer lugar, por una negociación previa, fuera de la mirada y los oídos del pueblo, y por tanto de forma que a éste le quedan irremediablemente velados los verdaderos intereses que motivaron las decisiones; y sustituido, en segundo lugar, por una sucesión de discursos públicos en el parlamento meramente informativos, o lo que es igual, propagandísticos.<br />
<br />
De este modo se libra la clase política oligárquica de tener que dar razón de sus decisiones, y lo que es más importante: de tener que decidir públicamente, o lo que es igual: de tener que exhibir su proceso deliberativo, de <i>razonar</i> pues a la vista del pueblo y para el pueblo (y que, dicho sea de paso, es el único modo honesto por el que éste podría decidir su voto). </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En conclusión: el voto en una oligocracia (es decir, en una Democracia real, porque esas son las democracias de la realidad), y en tanto que no hay modo de saber qué se está votando, es sencillamente una forma de idiotez: cumple una función legitimadora para un poder <i>ya</i> constituido, y como tal, sirve de pretexto para que la clase política y el capital puedan seguir gobernando de espaldas al pueblo. Así pues, una legitimidad arrancada del desconocimiento de las partes legitimadoras (porque a quien legitima se le oculta qué está legitimando) tiene valor nulo, carece de fuerza moral, y por lo mismo no tiene porqué ser respetada por nadie.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-80359199367156378622012-04-24T10:07:00.003-07:002015-12-10T08:19:04.778-08:00Formas de la idiotez I (la idiotez policial)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;"> L</span>eo estupefacto lo que ya casi es costumbre entre quienes ostentan más responsabilidad de la aconsejable: "no hemos hecho nada malo, sólo cumplíamos órdenes". En este caso se trata de unas declaraciones que han hecho miembros de la Ertzaintza al respecto de la muerte ocasionada por el disparo de una pelota de goma. Para ser justo, voy a recordarles lo que una y otra vez -sorprendentemente- peligra de ser olvidado: que cumplir órdenes y hacer el mal nunca fueron, ni son, ni serán, incompatibles.</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-50234871632514732312011-11-19T19:37:00.000-08:002012-05-02T15:08:38.745-07:00Este tiempo que nos está dejando morir<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background-color: white; font-family: arial,sans-serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><span style="color: #666666; font-size: x-small;"><i>... Bruto y César: ¿qué tendría que haber en ese "César"? ¿Porqué ese
nombre ha de resonar más que el tuyo? Escríbelos juntos: tu nombre, es
igual de bueno: hazlos sonar, le sientan igual a la boca: pésalos, y
pesan igual: conjura con ellos, y Bruto atraerá un espíritu tan pronto
como César. Ahora, en nombre de todos los dioses juntos, ¿de qué
alimento se ha nutrido este César nuestro que se ha vuelto tan grande?
Oh época nuestra. estás avergonzada</i>." </span></blockquote>
<span style="font-size: x-large;"> <span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">M</span></span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">e he sentado a escribirte porque se me ha encendido la noche y no podía dormir. A veces, se me sobresalta algo en el pecho a altas horas que me saca del sueño y ya no me deja ir a cama. No es que no esté cansado, es más como si el cuerpo se me entusiasmara, sin motivo alguno, y me pide leer o escribir algo. No sabría decirte qué es lo que me ha llevado a buscar en mi biblioteca el Julio César de Shakespeare, de hecho estaba seguro de que no tenía ningún ejemplar de él. Al final lo he encontrado en </span><br />
<a name='more'></a><div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;">
un rincón poco mirado. Lo más probable es que lo comprara de adolescente, porque comparte encuadernado junto al Romeo y Julieta, y yo era de esos chavales un poco añoñados de adolescente. Y aún así no me gustó nada cuando la leí, y la verdad, no tengo ninguna gana de retomarlo. Me pasa un poco como con la ópera, sólo que en este caso he tardado veintipico años en darme cuenta de que no me gusta nada, más aún, me da hasta grima, por no hablar de quienes se jactan de escucharla; y no me refiero a esa clase de escuchantes un poco zafios que disfrutan horrores las oberturas y los interludios y algún que otro momento encumbrado por los recopilatorios musicales o las películas, sino a quienes afirman ser receptores privilegiados de un placer especial, especialísimo, casi secreto, y sin embargo, y muy sospechosamente, resultan ser habituales de todo el paquete de los placeres selectos, del vino, de la comida cara, el jazz (o algo parecido) y la buena literatura. Por eso creo yo que son sospechosos los amantes de todo lo bueno, porque uno nunca puede saber si son verdaderamente ellos quienes han elegido qué es lo bueno o más bien fuera otra cosa quien decidiera por ellos. Y por la misma, tampoco parece que pueda uno estar seguro de quien dice qué es lo bueno; uno empieza a tirar del hilo y al final se encuentra que al otro lado del aparato habla Dios, o un puñado de enunciados positivos, lo mismo da. Enunciados del tipo "esto es así" o "asá".</div>
</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
He leído un rato el Julio César como te decía, hasta que he decidido escribirte esta carta, y lo cierto es que me a entusiasmado, ¿tú lo has leído?, si no, te lo recomiendo. Como también te decía, no sé qué me ha llevado a ello y, sin embargo, ha sido ponerme a escribirte esto y se me ha encendido la bombilla. Es la muerte de Julio César, o más bien su asesinato, sin duda, lo que me ha llevado a ese rincón de la estantería ( ¡cuánto tienen que esperar algunos libros para poder ser leídos con la disposición adecuada!, ¿no te parece?).</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
Llevo unas semanas algo revuelto, como ya te comenté en aquél paseo, a cuenta de las dificultades que se me presentan para poder vivir como quiero, y eso me ha despertado muchas dudas, dudas recónditas, dudas que no había sentido hasta ahora. Por ejemplo, ¿tengo derecho a no resignarme a un trabajo que no quiero? Lo pregunto de verdad, no pregunto por un derecho que pueda escribirse en un papel cualquiera, me lo pregunto más bien a mí, a mi cuerpo, pregunto si yo tiene el derecho... si a mi cuerpo puedo reconocerle ese derecho. Un sólo argumento me ayuda a responderme afirmativamente, uno solo frente a muchos otros que me dicen lo contrario, sólo que ese único es muy gordo y me convence mucho. ¿Te has dado cuenta de los muchos esfuerzos que se nos dedican, y desde tantos frentes, a hacernos creer que nuestros cuerpos no tienen un derecho tal? Ese es pues el argumento: tantos esfuerzos me hacen desconfiar.</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
Así es entonces que, ahora lo veo, mi cuerpo se ha topado también con la dura necesidad de hallar solución, de dar decisión, esa es la realidad, a este problema. ¿En qué momento se le presentó a Bruto la duda, la posibilidad, la tan sólo aún hipotética solución del asesinato del César? Ese es el pasaje que -y como te digo, ahora lo veo-, he ido a buscar a este libro. Aún no he encontrado el pasaje, por supuesto, tan sólo llevo media hora leyendo y no avanzo tan rápido. Pero el descubrimiento está ahí: hay un momento en que el asesinato no estaba aún urdido, sino que no tenía más que la categoría de una posible solución a un problema. Entonces, el problema de Bruto digo, y por más difícil que resulte de hacerlo ver, es el mismo que el mio.</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
A mí por lo pronto se me han ocurrido dos posibles soluciones, dos posibilidades de parricidio personales; la primera, instigar y promover la organización por el enfrentamiento directo, de considerable intensidad, contra la autoridad responsable; la segunda, probar a irme a por ejemplo Cabo de Gata, un lugar soleado y con buenas playas, en busca de un alquiler que no sobrepase los doscientos euros, y luego, Dios dirá.</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
No sé, te tengo en alta estima y me pareces especialmente sensato, además estoy seguro de que el problema no te es ajeno, así que, antes de conocer los motivos que decidirán a Bruto te lo pregunto, ¿qué opinas?</div>
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<div style="background-color: white;">
<div style="text-align: justify;">
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
Un fuerte abrazo y ánimo con lo tuyo<br />
<br />
<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: small;">A. Parvis</span></div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: 13px;">
<b>POST DATA:</b></div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; text-align: center;">
</div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: small;">
<i>Casio - [...] Los hombres son dueños de sus destinos en cierto momento. La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros, que no somos más que esclavos. Bruto y César: ¿qué tendría que haber en ese "César"? ¿Porqué ese nombre ha de resonar más que el tuyo? Escríbelos juntos: tu nombre, es igual de bueno: hazlos sonar, le sientan igual a la boca: pésalos, y pesan igual: conjura con ellos, y Bruto atraerá un espíritu tan pronto como César. Ahora, en nombre de todos los dioses juntos, ¿de qué alimento se ha nutrido este César nuestro que se ha vuelto tan grande? Oh época nuestra. estás avergonzada. Roma, has perdido la crianza de las sangres nobles. ¿Cuándo ha pasado una época, desde el gran Diluvio, que no tuviera fama más que por un hombre? ¿Cuándo (hasta ahora) han podido decir los que hablaban de Roma, que sus anchas murallas contenían a un solo hombre? Ahora sí que Roma está roma [room], si no contiene más que un hombre. Ah, tú y yo hemos oído decir a nuestros padres que antaño hubo un Bruto que habría soportado que el eterno Diablo tuviera su corte en Roma, antes que un Rey.</i></div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: small;">
<i><br />
</i></div>
<div style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; font-size: small;">
<i>Bruto - No tengo recelos porque me quieras bien: a qué me incitas, tengo alguna sospecha: después contaré cómo he pensado en eso y en estos tiempos. Por ahora, no querría dejarme apremiar más, si es que puedo rogártelo con afecto: consideraré lo que has dicho: oiré con paciencia lo que tengas que decir, y encontraré ocasión tan adecuada para escuchar como para responder a cosas tan graves. Hasta entonces, mi noble amigo, rumia esto: Bruto preferiría ser un aldeano antes que considerarse hijo de Roma bajo condiciones tan duras como las que parece que este tiempo nos va a imponer.</i></div>
<div style="font-family: arial; font-size: small;">
<i><br />
</i></div>
<div style="font-family: arial; font-size: small; text-align: right;">
Julio César, Shakespeare</div>
</div>
</div>
</div>Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7582736017478533079.post-58425894141337645432011-03-19T08:23:00.000-07:002015-07-22T09:20:50.972-07:00El interés por los autores<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: justify;">
<blockquote class="tr_bq">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYGVBTXsOjSYsl7K2EHIPMzgXUdyPtQuuVRiaLHvC1Fvm09WUEO6hOByearGay4NsiJs3HxH4XVs6TznEt0SGkr9YCZTJo7IMhX9Q4ppamMl_HWcwRTfILt0Gs2EY-Xv2J4kpSoPUPq0bT/s1600/bkg_blockquote.gif" /></a><i><span style="color: #666666; font-size: x-small;">... </span></i><i><span style="color: #666666; font-size: x-small;">es tan profundamente aburrido escuchar tanto Nombre Propio en boca de los pensadores profesionales..."</span></i></blockquote>
<span style="font-size: x-large;"> L</span>os autores interesan en su justa medida. Los autores, es decir, de los que se dice "abajo firmantes", podrán interesar en todo caso por cuestiones históricas: porque, una vez declarados muertos son ya objetos históricos propiamente (sólo de lo pasado puede hacerse Historia, no de lo que está pasando ahora, que nunca acaba). O si acaso, por cuestiones de caché salarial: porque no hay propiedad sin propietario y, por lo mismo, no puede haber tampoco mercancía que comprar y vender sin autor. Por lo demás, en lo que respecta a un Tema cualquiera, el autor no interesa para nada, al contrario: interesan no más que los problemas, las razones, las preguntas, los vislumbres... Pero para esa cuestión el "quién" resulta absolutamente indiferente. Es así que es tan profundamente aburrido escuchar tanto Nombre Propio en boca de los pensadores profesionales... </div>
</div>
</div>
Angus Parvishttp://www.blogger.com/profile/14628082507772675229noreply@blogger.com0